CONTRAPUNTO. En una semana tribunalicia de altísimo impacto, donde todos los acontecimientos parecieron acomodarse con precisión matemática a las científicas predicciones de esta columna (imperdibles las del 10-8), los diputados también salieron al ruedo disponiendo a manera de latigazo jurídico la media sanción de la declaración de nulidad de las leyes del perdón. Más allá de la decisión de Scioli de cruzársele de frente a la ola sunami del poder K al afirmar que el intento legislativo era “poco serio”, esa no fue la única iniciativa surgida desde la cámara baja que trunca la vigencia de leyes votadas por ese mismo poder. Al menos contradictorio con la vociferada política oficial de lucha contra la evasión resulta la también media sanción al proyecto de amnistía para las productoras de cine y televisión que se hubieran olvidado de pagar el IVA en años anteriores. No es otra la interpretación que puede surgir de una ley que establece que al 1 de enero de 1999, no le es imponible –retroactivamente- la obligación sobre el IVA a las empresas que desarrollen esa actividad y que por lo tanto deben verse beneficiadas por el cese de todo reclamo administrativo y/o judicial en trámite. Si no hay hecho imponible, no hay razón para que se les atribuya dolo para evadirlo, razonaba un prestigioso tributarista consultado por esta columna. Qué razón tenía aquel juez que dijo que a veces son las mismas leyes las que truncan aquellos objetivos que dicen perseguir. Prohibido asociar este proyecto con el flirteo de Marcelo Tinelli con el seven channel y los allanamientos del juez Julio Speroni a las productoras de Pergolini, Naya y Suar en el megaprocedimiento por millonarias evasiones al IVA mediante el uso de facturas truchas. No hay que ser mal pensados porque si no puede salirnos una jorobita.
CALIDO. Fue el clima en que se llevó adelante el acto de jura de los tres nuevos jueces en lo penal tributario de la Capital Federal. Con aplausos cerrados y vivas de ocasión, el evento tuvo la inusual presencia del ministro de justicia, que al permanecer con la mirada dirigida al vacío, parece haber dado la razón a los que decían que tenía la cabeza “en otra parte”. Horas después anunciaba en conferencia de prensa la decisión de someter al decreto de los tres patitos a todos los candidatos a jueces y camaristas que surjan de las ternas de los concursos del Consejo. Eso sí le generó la prensa del día, ya que su presencia en la jura de los nuevos jueces se vio opacada por el acontecimiento juridico-politico-social de la detención de María Julia Alsogaray, que tenía lugar justo en el edificio vecino. Es que tardó tanto en ponerse en funcionamiento el nuevo fuero (su creación fue un invento político de De La Rúa necesitado por esos tiempos de soluciones mágicas contra la evasión para calmar , cual pastillas de Mylanta, el rojo furioso de las cuentas públicas), que ahora hasta perdió el interés de los políticos. Los tributarios juraron justo en la semana en que el presidente remarcó a quien quisiera escucharlo que la recaudación impositiva fue récord (6500 millones) por lo que es natural que fuero con la marca del sabueso haya perdido protagonismo mediático. Fue concebido en la época del reinado de Cavallo II por razones comunicacionales (ay! Bendito Lopérfido), pero alumbró fuera de foco en plena primavera K.
FAYT NEW NEW. El presidente de la Corte Suprema quiere quedar en la historia por haberle dado un nuevo impulso a la justicia, reduciendo costos y dándole la celeridad que necesita -justicia lenta no es justicia dice el adagio-. Con ese fin el decano de los cortistas hizo público un audaz, pero interesante proyecto en donde propone que los “juicios chicos” deberían ser resueltos en los Colegios de Abogados sin llegar a instancia judicial, evitando laberínticos fastidios. La idea del experimentado ministro es que "se debe depositar en el Colegio de Abogados, en la etapa prejudicial voluntaria, la competencia primaria sobre la inmensa cantidad de juicios que por su naturaleza no plantean cuestiones jurídicas de alta potencia". El proyecto de quien hace poco tiempo quisieron jubilar de prepo, establece que los juicios de divorcio, entre otros, se tramiten mediante esta nueva modalidad pre-judicial, lo que entiende generaría una notoria descompresión en la cantidad de expedientes que se acumulan en los juzgados. De ese modo, Fayt, quiere dejar huella de su paso en la presidencia de la Corte, y se preocupó por reflotar la vieja idea, que dice que el alto tribunal sólo debe entender en casos "excepcionales". Para Fayt la Corte argentina debería imitar a su par de los Estados Unidos y solamente fallar en causas que sean especiales, reduciendo el número a solamente 200 por año. Según el ministro, los abogados, por su formación, están en condiciones de asumir el rol protagónico, que la transformación que pretende les asigna, y al respecto expresó que dada la experiencia en todo tipo de vicisitudes los letrados pueden ser un agente vivo en el cambio que pretende impulsar desde el lugar de poder que ahora ocupa en el seno de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Es lógico que Fayt defienda el pan de los abogados, ya que durante mucho tiempo fue presidente de la asociación que los nuclea en Buenos Aires. Su proyecto aún se encuentra en una etapa embrionaria –y haciendo una suma de los tiempos judiciales con los tiempos de la Argentina, el promedio no es demasiado halagüeño – sin embargo el viernes se pudo ver a varios integrantes de organizaciones relacionadas con la justicia en el Salón de Embajadores del tribunal hablando de este y otros temas. Fayt terminará su mandato en noviembre y sabe que tiene poco tiempo para hacer algo, pero quiere quedar como el presidente para la posteridad. Veremos si logra el bronce.