El viernes a la noche el ministro Ricardo Gil
Lavedra. El hombre acababa de respirar aliviado -despues de una semana de intensas conversiones con jueces y legisladores amigos- por la salida "sin sangre" del conflicto entre el Consejo
de la Magistratura y la Corte que él ya conocía desde la mediatarde del jueves, cuando el título de un influyente diario lo sobresaltó. Es que el matutino ponía en boca del juez Gustavo Literas una cerrada negativa a las peticiones del juez
Baltazar Garzón para extraditar militares argentinos acusados de graves violaciones a los Derechos Humanos y ello le abría un nuevo problema al gobierno. Pero Literas, rápido de
reflejos, se apersonó el viernes ante los periodistas y negó lo que llamó "operación de prensa" aunque las miradas apuntaron
a la línea media de su juzgado. Lo cierto es que el juez argentino le había dicho a su par español, a través de la Cancillería, que no iba a detener a militares argentinos pero que no se oponía a su pedido de extradición. Lo único que
reclamaba es que Garzón haga el pedido como corresponda. Hasta ahora, según Literas, no lo ha hecho como marca la ley.
hugo morales / dju
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