03 de Julio de 2024
Edición 6998 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 04/07/2024

Políticas de defensa en el Mercosur.
Ventajas de los acuerdos multilaterales sobre las medidas unilaterales y los acuerdos bilaterales.

Políticas de defensa en el Mercosur

1.  EXTRACTO:

Con la finalización de la "guerra fría"  en la década de los 90´ y los atentados del 11 de Septiembre de 2001 salieron a la luz otras  formas de riesgos y amenazas para intereses nacionales considerados vitales que, aunque siempre latentes, habían permanecido sofocadas por la bipolaridad.

Las ambiciones hegemónicas de los EE. UU.  los han  aprovechado para traer agua a su molino, invocando la impotencia de algunos estados para neutralizar tales riesgos y amenazas,  justificando así  intervenciones solapadas, aun con empleo pleno del factor militar además del político y económico, bajo el amparo del argumento de que  ven amenazados sus intereses vitales por el  "efecto derrame"  que ellos producen.  

La diplomacia de los  integrantes del MERCOSUR (espacio subregional dentro del espacio regional SUDAMERICANO), debe encontrar intereses comunes que permitan elaborar políticas de defensa también comunes,  aptas  para  enfrentar  estos peligros no de manera unilateral y débil sino mostrándose como un bloque homogéneo en su accionar y sólido en las soluciones eficazmente  construidas.

 Los acuerdos  multilaterales, por el principio de sinergia, brindan mejores oportunidades  que los bilaterales a los fines del diseño de una política común  de defensa. Sólo falta un poco de buena voluntad y  predisposición para dejar de lado deseos hegemónicos  y de liderazgo sobre los restantes  integrantes del área, deseos que actualmente apuntan más a aspectos económicos  que a apetitos territoriales.  

 
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2. GLOSARIO

·         Interés: "Es la fuerza basada en la motivación de la autopreservación y la automejora" (Hirschman, A.O.: "The concept of interest: from euphemism to tautology", año 1986)

·         Intereses nacionales:  Adquieren esta categoría los intereses comunes que  la gran mayoría de la población acepta como condicionantes de sus comportamientos para satisfacer necesidades y alcanzar el  bienestar general.

·         Intereses vitales: Son aquellos vinculados con la subsistencia del Estado, perennes e irrenunciables (integridad territorial, soberanía, independencia, etc.). Afectan sensiblemente a la Nación y a su población. Son inmutables.

·         Intereses estratégicos: Inciden en el logro de los intereses nacionales, tienen también carácter de fines pero de menor prelación a los intereses vitales (integración regional, preservación del medio ambiente, crecimiento científico - tecnológico, etc)

·         Objetivos nacionales: No representan sinónimos de intereses nacionales, ya que éstos "constituyen un conjunto ideal de propósitos que una nación ha buscado a lo largo del tiempo y que debe realizar en el futuro, para satisfacer necesidades de diversa índole del grupo social que la conforma. En tanto que el objetivo es la meta en que se traduce determinado interés nacional. La fijación de los objetivos es tarea del gobernante, el que previamente debe pasar por un proceso de identificación e interpretación de los intereses de la Nación " (SALINAS REYDET, Alvaro: "Los intereses nacionales", www.revistamarina.cl/revistas/1995/2/salinas.pdf)

·         Riesgo: Es la eventualidad ajena a la voluntad de un oponente, de que se produzca un daño   a los intereses nacionales (p. ej. el deterioro ambiental es daño colateral, no existe intención de provocarlo)

·         Amenazas: Situaciones internas y/o externas que atentan contra los intereses vitales. Representan también la eventualidad de un daño a los intereses nacionales pero obra de la voluntad del adversario.

·         Seguridad: "Situación en la que un Estado se considera resguardado contra agresiones militares, presiones políticas o coerciones económicas, obteniendo con ello libertad de acción para proseguir con su propio desarrollo y progreso" (Departamento para Asuntos de Desarme de la ONU, Informe del Secretario General, cap. V, año 1986).  Consiste en una situación deseada o dada que podrá o no ser alcanzada por un Estado; es un objetivo a alcanzar y mantener.

·         Defensa: Son las acciones y los medios a disposición del Estado para alcanzar la seguridad en casos particularmente determinados.

 

3. LAS POLÍTICAS DE DEFENSA

Volviendo a los objetivos nacionales ya conceptualizados, vemos que ellos son alcanzados mediante la aplicación de políticas públicas. Una política pública deviene  en política de estado cuando satisface ciertos requerimientos que la tornan reconocible como tal:

Ø       El consenso que despierta;

Ø       La legitimidad que exhibe;

Ø       Su continuidad en el tiempo.

Vale decir que lo es cuando los actores sociales la reconocen como compartible por ser concordada. Ha sido incorporada dentro de la agenda pública, o sea de aquello que es objeto de debate dentro de la comunidad en los distintos ámbitos relevantes con validez institucional (prensa, parlamento, mundo académico, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil, etc.). Cuenta por consiguiente con el indispensable soporte social por haber existido adhesión dentro del seno de la sociedad sobre los problemas - demandas - que tornaron exigible su implementación, su aptitud futura para solucionarlos y la legitimidad y competencia de los órganos que la sancionaron.

Son algunos ejemplos de políticas públicas que pueden ser políticas de estado:

ü       De defensa;

ü       De seguridad social;

ü       Monetaria y crediticia;

ü       De recursos naturales;

ü       De población;

ü       etc. etc. etc.

Las políticas de defensa obedecen generalmente a la necesidad que tiene el factor político del poder nacional de  cumplir con un mandato constitucional ("proveer a la defensa común"  reza el preámbulo de la Constitución Nacional). Por lo tanto en él reside su justificación, y no en la existencia de un enemigo cierto o eventual.

Por ello la defensa nacional es conceptualizada  como un   conjunto de medios materiales, humanos y morales que una Nación puede oponer a las amenazas  en contra de sus intereses  nacionales, siendo su propósito alcanzar una condición de seguridad libre de interferencias exteriores.

Comprende la acción integrada y coordinada de todos los factores que conforman el poder  de una Nación (factor político, factor económico y factor militar) para superar determinados conflictos. Por ello su  acepción  es amplia, extensiva a enfrentar cualquier tipo de conflicto, tanto aquellos cuya solución depende del empleo preeminente del factor militar como de cualquiera  de los  otros dos. 

 

4. SEGURIDAD COOPERATIVA Y DEFENSA EN EL MERCOSUR

Dentro del nuevo orden mundial puede considerarse que existen dos grandes factores generadores de conflictos que requieren medidas de defensa adecuadas y que sólo pueden ser alcanzadas mediante el esfuerzo aunado en la cooperación:

1.       La disputa por los  recursos naturales considerados estratégicos por la potencia hegemónica y todo el G-7 (v.g. petróleo fundamentalmente, agua en un futuro ya muy cercano)

2.       La pretensión de los EE. UU. de llevar las medidas tendientes a garantizar su seguridad nacional más allá de sus fronteras, que lo ha convertido en un nuevo “perturbador”  de la escena internacional.

Con el fin de la “guerra fría” la situación estratégica del Atlántico Sur parece haber perdido interés. En estos momentos los grandes conflictos transnacionales se desarrollan en el hemisferio norte (Palestina, Afganistán, Irak, el aparentemente finalizado enfrentamiento étnico en los Balcanes), pero no por ello debe perderse de vista que los abundantes recursos naturales de los que dispone  la región Sudamericana pueden atraer las  ambiciones  de las potencias hacia ella.

Es necesario que la diplomacia de la región  elabore pautas para la creación de un espacio donde se discutan y elaboren  verdaderas medidas  de defensa cooperativa.

A comienzos de la década de los años 90´   la “guerra del golfo”, encarada bajo la apariencia de la defensa de Kuwait pareció afirmar  el papel de las Naciones Unidas como  el organismo adecuado para llevar adelante un sistema de seguridad internacional.    Posteriormente dicho papel quedó desplazado ante el conflicto de los Balcanes,  pasando a cobrar  importancia el rol desempeñado por la OTAN. La nueva “doctrina de la seguridad internacional”  enarbolada por el gobierno republicano y su pretendido derecho de injerencia en los asuntos de otros estados  aún llegando al uso solapado de la fuerza militar,  se muestra como una forma de amenaza más para la soberanía  de los países poseedores de recursos considerados estratégicos por la potencia hegemónica.

América debe superar viejos recelos entre países vecinos, los  que han llevado a la formulación de  políticas unilaterales de defensa  considerando  casi exclusivamente  hipótesis de conflicto basadas  en la defensa territorial  para enfrentar  sentimientos expansionistas de sus vecinos (Perú – Ecuador; Argentina – Chile; Argentina – Brasil; Chile – Bolivia; Chile – Perú).

De esta manera fue que las medidas llevadas a cabo no pasaron de ser meros entendimientos, a veces sobreentendidos, de alianzas bilaterales (en un conflicto Argentina – Chile se daba por supuesto el apoyo de Perú y Bolivia; En caso de conflicto entre Argentina – Brasil el apoyo de Chile a este último se daba por descontado; Argentina no permaneció neutral en la guerra del Chaco Paraguayo)

El fenómeno de la globalización ha creado también  una nueva forma de interdependencia  entre los actores de la escena internacional, la cual dificulta el delinear el límite entre los intereses comunes y los propios de cada país, interdependencia que es más económica antes que cultural, social o militar.

Una exagerada óptica geopolítica de las relaciones bilaterales entre los países más importantes del área, Argentina y Brasil,  “llevaba a percibir cada ventaja geográfica adquirida por uno de ellos como una pérdida para el otro” (MILLER, Carina J.: “Influencia sin Poder”, 1a. edición, Grupo Editor Latinoamericano S. R. L., Bs. Aires, año 2000, pág. 53). 

Ambos países no deben flaquear en sus voluntades políticas de integración al amparo del MERCOSUR, frente a la vocación hegemónica de los EE. UU.  que busca cristalizarse y consolidarse en el área por medio del ALCA.

"Desde septiembre de 2001 la doctrina del ataque preventivo supera la doctrina de la defensa general, lo cual guarda relación con una premisa apuntada antes por Francis Fukuyama: Los norteamericanos tienden a no reconocer otra fuente de legitimidad democrática superior al Estado-Nación" (ELÍAS, Jorge: "La Nación", 2/ Noviembre/ 2003, pág. 6)

La política exterior norteamericana es agresiva y francamente intervencionista bajo la excusa de mantener una guerra frontal contra el terrorismo que constituyó su principal doctrina.

Hacia el mes de  Septiembre de 2002 el presidente George Bush hizo entrega al Congreso de un informe titulado "La estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos", expresando que los conceptos tradicionales de disuasión no son aptos para combatir al terrorismo,  por lo que le quedaba reservado  el derecho de actuar unilateralmente, aún sobre territorios de otros países,  con el empleo del poder militar a pesar de que  sus aliados y la ONU estuvieran en desacuerdo.

"El terrorismo en Colombia, las actividades de extremistas en la frontera de Paraguay, Argentina y Brasil y el tráfico de armas y drogas desde América del Sur a Tijuana son amenazas para Estados Unidos, afirmó el senador demócrata Zell Miller. El lunes, Francis Taylor, coordinador de contraterrorismo del Departamento de Estado, admitió por primera vez, que podía utilizar la fuerza contra las organizaciones insurgentes y los paramilitares en territorio colombiano. En la campaña contra el terrorismo, dijo, serán usados todos los elementos de que dispone Estados Unidos, incluyendo, donde sea apropiado como estamos haciendo en Afganistán, el uso de la fuerza militar." ("Clarín, 19/ Octubre/ 2001, pág. 42)

  La existencia de "estados fallidos" y/o "simpatizantes con organizaciones terroristas o delictivas" y/o "que sirvan de base para sus operaciones" (efecto derrame) brinda a los  EE. UU.  el buscado argumento para intervenir militarmente, bombardeando u ocupando todo o parte de sus territorios.

El TIAR ya no reviste utilidad alguna. Los acuerdos bilaterales ya vimos que sólo forjaban alianzas para actuar ante hipótesis de conflictos limítrofes.

El MERCOSUR ha sido declarado “zona de paz”, quedando incluido en tal declaración el compromiso  de transparentar e intercambiar información atinente a las políticas  de defensa nacional  orquestadas por cada uno de sus miembros. Es así que han sido instrumentadas  las llamadas Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad, en cuyas previsiones entran tópicos tales como la prevención de crisis, el balance entre sus fuerzas armadas, el desarme y la implementación de “Medidas de Confianza Mutua” (p. ej. ejercicios combinados y conjuntos entre sus fuerzas armadas)

Los acuerdos multilaterales, instrumentando verdaderas medidas de defensa cooperativa son los que permitirán el fortalecimiento de los integrantes del bloque y los mostrarán debidamente capacitados para enfrentar al terrorismo internacional, al tráfico de armas y drogas y a la explotación ilegal de recursos naturales que también erosiona al medio ambiente.  Reiteramos que la intervención de cualquiera de las potencias desarrolladas, llevada a cabo  bajo el pretexto de ayudar a combatir  estos peligros,  no es más que un tiro por elevación para intervenir  directamente en los destinos  de los países afectados.

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