JURADOS. Como se sabe no son los propios consejeros los que toman los exámenes de oposición, sino que lo hace un tribunal integrado por un académico, un magistrado y un abogado. Rara situación se dio en la Comisión de Selección del Consejo de la Magistratura en el marco del Concurso Número 107, destinado a cubrir dos cargos en las Salas “D” y “E” de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de la Capital Federal. Parece ser que Victoria Pérez Tognola y Humberto Quiroga Lavié, integrantes de la subcomisión que se encarga de monitorear ese concurso se sorprendieron cuando Miguel Federico Bargalló, participante de la compulsa, les hizo llegar una nota en donde revelaba una posible irregularidad que podría comprometer la transparencia del concurso para elegir a los nuevos camaristas. En su escrito, el postulante señaló que “el temario puesto a consideración pareció hacer referencia a un caso verídico desde que hizo mención a un número de legajo y a ciertas fojas”. Específicamente, hizo alusión a la prueba realizada por el candidatoMIL (009) y advirtió que “su lectura muestra diversos párrafos en los que se hace referencia a datos que no surgen del temario, pero que sin embargo se vincularían con dicho caso, lo cual podría revelar haber tenido un anterior conocimiento del mismo”. En consecuencia, solicitó “una adecuada investigación que despeje las dudas generadas”. Con semejante regalito, los consejeros –ya bastante acostumbrados a los reclamos cruzados en los concursos- lo primero que hicieron , antes de resolver las impugnaciones planteadas, fue convocar al jurado actuante para que diga quién es el que propuso el ejercicio a resolver, ya que sería de mal gusto y una mácula para el Consejo que se utilice para el examen un caso que tenga trámite actual y que alguno de los concursantes haya conocido de antemano o hasta tenido participación en el expediente. Mientras este concurso va a un destino de seguro empantanamiento, las vacantes del fuero comercial se siguen sucediendo. Tal es el caso del camarista Felipe Cuartero único titular de la sala D del mismo fuero, que planea jubilarse para tomarse unos meses sabáticos. La escasez de jueces comerciales es tal que ante la falta de camaristas, los vocales son una suerte de comodines letrados que pasan a componer salas dependiendo de la ocasión. Así la sala D se va a componer ahora de 3 camaristas pertenecientes a otras salas del fuero. Igualmente nadie descarta que, luego del merecido descanso y tratamiento anti-stress, Cuartero, como alguno de sus otros colegas renunciantes, vuelva a ponerse la toga en carácter de “convocado”.
REACCION. No sólo las alocuciones del juez federal Galeano ante el Consejo van a hacer sonar otras campanas sobre el reciente fallo del caso Amia, sino que también dentro de la comunidad judía, el tañir es cada vez más sonoro. Así quedó demostrado en el acto de asunción de las nuevas autoridades del Club Náutico Hacoaj. Con la presencia de todo el elenco dirigencial más relevante de la comunidad, en dónde sólo faltó Abraham Kaul, el presidente entrante de la señera institución socio deportiva, Alejandro Filarent, no anduvo con demasiadas vueltas –tal es su perfil de gestión- y entre las frases de ocasión que suelen inundar estos actos, disparó duro contra el Tribunal Oral Federal 3. “Vergonzoso fallo en el juicio por el atentado a la Amia. La comunidad vive un antes y un después de esta triste resolución de impunidad” dijo Filarent. Al parecer el dirigente aprovechó la ocasión para decir frente al micrófono lo que muchos sólo se animaron a comentar a puertas cerradas. Todavía las críticas al fallo no pueden ser demasiado científicas porque nadie hizo a tiempo todavía de leer la exageración de las más de 4000 páginas que integran los fundamentos del fallo absolutorio, que hasta se especula el tribunal estuvo redactando mientras se iba sustanciando el juicio. Sin embargo, sacando la cáscara de los palos a diestra y siniestra que le propinaron al juez instructor y a la dirigencia argentina de la época, la pulpa del documento no es para ponerse demasiado orgullosos. Como dicen los chicos, ¿cuál es la mejor forma de esconder un elefante en la calle Florida? Llenándola de elefantes.