Manuel Figuerero Caravías

El envío por parte de la Argentina de un representante a la reunión anual del Segmento de Alto Nivel de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, la que se concretará en Ginebra, Suiza es prueba concluyente que én nuestro país es cotidiano el doble discurso. Nadie podrá negar que existe una suerte de monopolio en cuanto a quien puede y tiene merecimientos como para defender a los Derechos Humanos del Hombre.Es público y notorio que existe de hecho una discriminación natural por parte del gobierno,primera violación de tales derechos, cuando solamente quien profesa la ideología de izquierda se encuentra con aptitud moral y de derecho como para luchar por ellos y defenderlos. El segundo ejemplo es conocido, ya que cada vez que se discute no ya si existen Derechos Humanos en Cuba, sino si la UN puede enviar una comisión para que verifique tal cosa, la Argentina se abstiene de votar afirmativamente. Los mismos que impulsan este voto de abstención no tengo dudaque aplaudieron cuando concurrió al país una comisión de la OEA a fin de verificar en suelo argentino si los DDHH eran respetados por la dictadura militar.Cuando el voto relacionado con medidas para verificar la vigencia de tales derechos, se encuentra direccionado por la ideología política, en lugar dela mencionada defensa de los Derechos Humanos, el país que obra en tal sentido indudablemente hace prevalecer su postura hipócrita en aras del triunfo de sus ideas facciosas. El fanatismo ideológico no les permite ver a nuestras autoridades actualesque los Derechos Humanos son Universales, no hay derechos adecuados a cada país y a cada raza o religión o política. Son derechos inherentes al hombre como tal y no rigen por haber sido sancionados por otros hombres. Si así fuera, no se habría tenido que acudir al Derecho de Gentes, a una suerte de conmon law internacional, para pretender fundamentarlos en Derecho. En consecuencia, así como los tipos penales no escritos, han sido reconocidos como Principios de Nuremberg, para el Derecho Penal Humanitario,también de la misma forma debe serle reconocido al hombre ciertos derechos que solamente él, como tal ostenta. Se trata de una interpretación sinalagmática que robustece la afirmación de las Naciones Unidas, en cuanto su Asamblea General acude a la defensa de los mismos, en cuanta ocasión le es propicia.En esas circunstancias, se a encargado este Organismo de destacar los señalados Principios, peropara que rijan en todos los países organizados como comunidad internacional.No es de esperar que alguna nación optepor defender los DDHH en unterritorio determinado mientras que hace la vista gorda en otro. La hipocresía internacional no debe tener cabida en tal aspecto. Al margen de la ideología de su gobierno, que no comparto en absoluto por obsoleta, debemos reconocer con una mano en el corazón ,que no se distinguen precisamente sus gobernantes por respetar los Derechos Humanos descriptos por la Organización de las Naciones Unidas. De allí que la actitud de nuestro gobierno, cuando estima que calificar el grado de respeto por parte del gobierno de Cuba de tales Derechos, es inmiscuirse en asuntos internos de ese país no guarda simetría con lo que piensa la comunidad internacional al respecto.Constituye una demostración cabal de que a nuestro gobierno o le es indiferente el respeto de los DDHH en cualquier país de la tierra o, con los gobierno amigos, hace una excepción y no ve lo que todos vemos. Si hasta la Comunidad Europeatuvo que adoptar medidas extremas apercibiendo al régimen cubano y obligándolo a hacer lo que era debido, o sea poner en libertad a disidentes detenidos por el solo hecho de serlo. ¿ O es que la Comunidad Europea se encuentra bajo la influencia del imperialismo? ¿ Que ha visto Europa en Cuba que nosotros nos negamosa ver? Y,si el delegado argentino lleva al seno de la organización internacional a Ginebra, la palabra de nuestro país, sería de desear que aclare que esa palabra pert