El tribunal de juicio no tiene buenas ondas con la
Corte. Ocurre que los camaristas Gerardo Felipe Larrambebere, Carlos Andina Allende y Germán Andrés Castelli exigieron unos 30 contratos de personal, celulares, autos y otros enseres para desarrollar el juicio más complicado de la justicia argentina, además de ser una vidriera expuesta a la curiosidad mundial. Pero como los tiempos que corren no son, precisamente, de bonanza, desde la Corte se le contestó -con buen criterio- que esas vacancias provisorias se cubrirían con gente de otros juzgados. Fundamentalmente aquellos que tienen empleados de mas, necesarios en otras épocas pero que la nueva impronta socioeconómica ha disminuido el volumen de las causas como en los laborales o los que quedarán cesantes por haber concluido parcialmente la instrucción del juez federal Juan José Galeano.
hugo morales / dju
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