Fue el que silenciosamente realizó el juez federal Jorge Urso en la Procuración General de la Nación el miércoles a la noche mientras Boca empataba en su cancha con el Palmeiras y tenía atrapado el interés de la mayoría de la sociedad, pegada a esa hora, a los televisores. En realidad, no se trató de un allanamiento a la vieja usanza de policías cayendo de improviso y reteniendo papeles con personas contra la pared, sino que por la investidura, se le avisó primero al Procurador Nicolás Becerra, preocupado en estos días por complicadas causas en que deben intervenir sus fiscales y cuerpos de elite. La presencia de los funcionarios de Urso en el señorial petit hotel de la calle Guido, se debió a una denuncia que hizo la secretaria de Política Criminal y Penintenciaria, la ex menemista, ex belicista, ex caballista, y actual aliancista Patricia Bullrich contra un colaborador de Becerra: el argentino, cuasi nacionalizado en España por sus vinculaciones con sectores de poder político y económico de la "Madre Patria", Carlos Bettini Franchese. La denuncia contra el funcionario se basa en un supuesto intento de tráfico de influencias que habría pretendido ejercer sobre la denunciante.
hugo morales / dju
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