La defensa aceptó el veredicto. Previamente habían solicitado la absolución del agente, argumentando que Bental sólo cumplía con su deber de evitar ataques terroristas contra Israel.
Los fiscales suizos habían exigido una pena de cárcel de 15 meses, incluidos los 65 días que ya había cumplido en 1998.
En Jerusalén, la oficina del primer ministro Ehud Barak emitió un comunicado en el que expresaba su satisfacción con la sentencia. Barak dio las gracias "a quienes sirven en los servicios de seguridad, que asumen riesgos personales para reforzar la seguridad del estado de Israel", indicó el texto.
La corte declaró culpable a Bental de realizar actividades ilegales en nombre de un país extranjero, de espiar y utilizar pasaportes falsos, acusaciones que había admitido en el tribunal.
Además de la sentencia de un año, la corte prohibió a Bental poner el pie en suelo suizo en los próximos cinco años. "Violó la soberanía de Suiza de manera insolente e intolerable", comentó el presidente del tribunal, Hans Wipraechtiger.
El juicio al parecer enfureció a los agentes del Mossad, molestos por que uno de los suyos enfrente una investigación pública en un país extranjero. A pesar de que la corte accedió a permitir al agente utilizar un nombre ficticio para proteger su identidad, le hicieron sentarse en la sala ante la vista del público durante los cuatro días que duró el juicio.
Bental y otros cuatro agentes del servicio secreto israelí intentaron instalar equipo electrónico para grabar las conversaciones de un suizo-libanés "conocido por el Mossad como seguidor y miembro de Hizbolá", el grupo fundamentalista islámico, dijo la defensa.
El propósito era obtener información sobre la presunta organización anti-israelí, sus miembros y los planes de cualquier ataque terrorista contra Israel o el pueblo judío.