01 de Julio de 2024
Edición 6996 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 02/07/2024
Adolfo Bagnasco, juez federal

"Que ayuden a los jueces a tener mayor respaldo en algunas causas de mayor trascendencia pública"

 

El juez Federal Adolfo Bagnasco abogo porque el Consejo de la Magistratura no se convierta en "un órgano de apelación de las resoluciones judiciales" ni en un organismo de "presión de los jueces" al advertir acerca de la posibilidad que los magistrados sean menos independientes" por temor que se juzguen sus resoluciones.

En una entrevista concedida al "Diario Judicial" el juez de los casos IBM-Banco Nación y de los niños nacidos en cautiverio durante la dictadura dejó entrever que se va a dedicar al ejercicio de la Abogacía, dijo no creerse el émulo del juez Garzón en la Argentina, y que la "servilleta de Corach, fue una batalla entre dos ministros en la que no estaban implicados los jueces.

Diario Judicial: ¿Está de acuerdo con la creación del Consejo de la Magistratura?

Juez Bagnasco: No creo que pueda estar de acuerdo o no, porque es un órgano de la Constitución, y la decisión ha sido tomada e implementada. La cuestión pasa por el deseo: ojalá funcione como órgano, ojalá el motivo que lo llevó a crear se puede implementar. Creo que no va a ser fácil, no sé si va por buen camino, para cumplir su cometido y reconozco que es un órgano ajeno a nuestra estructura Republicana de gobierno. Los órgano donde ha tenido funcionamiento y aplicación han sido estructuras de gobierno diferentes a nuestro regimen parlamentario, donde el Poder Judicial integra el Poder Ejecutivo. La idea fue dividirlo o buscar alguna gestión separada. De todas formas no ha dado mayor eficacia en su funcionamiento. Otros países como Francia, Italia o España, no son mejores por el Consejo de la Magistratura. Ojalá que no sea un órgano burocrático más, que no sea un órgano corporativo, que tampoco se convierta en un órgano de apelación de las resoluciones judiciales. Espero que aquellos que lo integran tengan claro, cuál es su funcionamiento y su competencia y no revisar su funcionamiento jurisdiccional, porque la independencia que se pretendía, se va a hacer más dependiente.

Dju: ¿Favorece a la democracia?

AB: Ojalá que sí. Eso lo tendrán que demostrar ellos.

Dju¿Detrás de esto hay una justicia politizada?

ABJusticia politizada o no es independiente del Consejo de la Magistratura. Eso depende del avance y la permanencia del sistema democrático nuestro. Lo vamos a lograr con una mejor justicia, más eficaz. Hay que tener cuidado, cuando se habla de justicia independiente, y se quiera esconder un concepto que es una justicia que no participa. La justicia y la administración de justicia es uno de los órgano de poder. Hay que estar comprometidos, los que lo integramos, con la realidad social que nos toca vivir. Por eso tenemos que comprometernos. No va a ser que utilicemos la famosa independencia del Poder Judicial, para mirar para otro costado y no comprometerse con la realidad.

Dju: ¿Que cambiaría del Consejo de la Magistratura?

AB: Por ahora nada, esperemos que funcione. Le cambiaría algún concepto que he notado bastante peligroso, que es entrometerse en cuestiones jurisdiccionales. Ojalá que lo tomen en cuenta y no sirva para que los abogados que hacen planteos judiciales y que los pierden en sede jurisdiccional utilicen el Consejo de la Magistratura para hacer sus reclamos y se convierta en un órgano de presión de los jueces y eso va a hacer que los jueces sean menos independientes de lo que supuestamente ellos querían hacer. Por el miedo es difícil conducir, y no quiero que el órgano contralor de convierta en un órgano del temor.

Dju: ¿Podría hace un análisis del poder judicial de estos últimos 10 años?

AB: El poder judicial de hoy en día, es mejor que el que existía antes. Porque cada vez está integrado por más personas que están comprometidas con la realidad institucional en la Argentina. Venimos de un poder judicial que estuvo fuertemente comprometido con los golpes de Estado. Está lleno de integrantes que participaron y le dieron estructura judicial y jurisdiccional a los golpes de Estado. Y por ello la intolerancia. Por suerte cada vez que va avanzando nuestra vía democrática, la gente que lo va integrando cada vez tiene más compromiso con la democracia y con las instituciones que integran a la democracia. Los órganos de contralor que ha tenido el Poder Judicial se han ido perfeccionando, cada vez se detectan más los defectos. Creer que hoy existen los jueces malos es una tontería, los jueces malos existieron antes también. Lo que pasa es que no había órganos de contralor.

La designación no se hacía por acuerdo del Senado, sino porque tenía un uniforme amigo. Cada vez que esto se vaya institucionalizando, los espacios de maniobra de politización, los servicios de negocios políticos se van disminuyendo y cada vez va integrando un Poder Judicial que está más comprometida. Esto lo demuestra el índice de litigiosidad. En los últimos 10 anos la gente somete a control jurisdiccional, muchas más cosas de lo que hacía antes, y si lo hace es porque algún grado de confianza tiene.

Dju: ¿Va a seguir escalando dentro de la carrera judicial, o va a probar suerte en la política?

AB: No. Tengo 25 anos en el Poder Judicial. Entiendo que al Poder Judicial no solamente se le trabaja desde adentro. Soy un convencido que los abogados que ejercen la profesión, libremente son parte del poder judicial. Merecen el tratamiento y el respeto de un juez de primera instancia, ellos son parte de la administración de justicia. Es un elemento donde hay que saber trabajar arduamente. Hay otros países, que miramos con admiración donde un abogado no se hace partícipe de ninguna circunstancia que no pueda entablar ante tribunales. Su cliente no le puede comentar o poner en conocimiento de cualquier cosa que el puede haber hecho si él no lo puede defender en Tribunales. Creo que en algún momento vamos a llegar a este grado de responsabilidad de los profesionales. Los profesionales en ejercicio de su trabajo y en aras en ejercicio del derecho de defensa no se pueden convertir en cómplices, porque ellos son parte del sistema. Tenemos que trabajar para lograr una mayor eficacia en la administración de justicia. Seguiré trabajando en el Poder Judicial ya sea o como juez o en ejercicio de la profesión. Lo demás son cosas que está tiradas al azar.

Dju: ¿Está bien que las comisiones del Congreso investiguen causas como si fueran jueces?

AB: No lo hacen como jueces. Creo que investigan la faz política, me gustaría que hagan eso. Que ayuden a los jueces a tener mayor respaldo en algunas causas de mayor trascendencia pública y que comprometen al Estado de una u otra manera. No me parece oportuno que lo hagan para convertirse en un factor de lobby, porque no hace a la función. En una causa que tengo interviene una comisión que investiga los contratos de IBM con el Estado y sus distintas facetas y con ella se desarrolló una buena relación y no han desarrollado una actividad jurisdiccional. Se logró una tarea político-institucional.

Dju: ¿En que colaboró esa comisión con usted?

AB: Fundamentalmente en una tarea internacional que era colaborar con el Parlamento americano para solicitarle una mayor colaboración de Estados Unidos con algunos temas que estamos investigando, y en haber sancionado el Tratado de Asistencia Recíproca nuevo con Estados Unidos que nos da mayor posibilidad de lograr la extradición de los ejecutivos que buscamos en Norteamérica.

Dju: ¿Estados Unidos acepta la colaboración de legisladores argentinos?

AB No.

Dju: ¿Cómo nos encuentra el 2000, unidos o separados?

AB: Ocupados en tener una mejor Argentina. Estamos más unidos que antes, más tolerantes que antes. Hoy podemos discutir y debatir diferentes ideas y no necesitamos un cadáver arriba de la mesa, como pasaba en la década del 70. Ocupado en hacer una mejor argentina, es una buena tarea y un buen destino. Hoy en día no se puede decir que la Argentina que tenemos, como se planteaba en una época, era producto de las potencias extranjeras.

Dju: ¿Cuál fue la causa más importante que tuvo en su juzgado?

AB: Todas, son importantes. Cada uno que ha estado preso o ha visto en alguna medida restringida su libertad, esa es su causa más importante. Si ha habido causas más notorias, que son de conocimiento público, de los niños desaparecidos, en su momento o la causa de Correo Central, Aduana de Campana fue muy conocida, y también IBM-Banco Nación. En general hemos tenido muchas causas. Tenemos un poco más de 300, y más del 95 por ciento han sido tramitadas. A todas tratamos de darle la mayor importancia, porque hay un bien jurídico que se está cuestionando y alguna persona que está metida en el medio.

Dju: ¿Como juez, le queda alguna asignatura pendiente?

AB: En particular no. Trato de hacerlo la mejor manera posible, y evitar los errores que uno comete. Esperemos que la experiencia a medida que uno transita su trabajo, le permita detectar con mayor antelación un error, no para evitar prejuicios. Estoy satisfecho.

Dju: ¿Siempre tuvo los elementos para aplicar justicia?

AB: En general sí. Lo que no existía los inventábamos. En su momento necesitábamos un informe técnico sobre IBM-Banco Nación, un contrato dificilísimo porque no existían antecedentes. No existían peritos en la Corte, no había muchos expertos a nivel nacional. Recurrimos a la Universidad, donde se nos delegaron dos profesores y con ellos pudimos trabajar. A veces hay algunos elementos que se someten a juicio que son muy complicados de encontrar. Recuerdo una causa muy sofisticada que fue un homicidio en un barco, de ciudadanos chinos, por suerte pudimos encontrar un traductor, que nos facilitó poder entender al victimario. Además no era la lengua tradicional, sino un dialecto chino. En otros casos hemos tenido una ciudadana ucraniana, que era campesina, pero el Consulado se puso inmediatamente a disposición nuestra.

Dju: ¿En las causas que investigó, se sintió acompañado por los auxiliares de la justicia?

AB: A veces las cosas demoran más que otras, pero siempre hemos podido llevar adelante las tareas. Nosotros hemos trabajado con organismos que no son clásicos de trabajar en la justicia, por ejemplo con Cancillería: exhortos internacionales y lo pudimos lograr. Pudimos abrir puertas que hasta el momento en la justicia argentina permanecían completamente cerradas. Este es un mérito importante de la Cancillería y los diplomáticos que nos acompañaron, porque nos decían como, hablar con quién, de qué forma... . Rastreando la información que buscábamos a través de la vía diplomática, y demás.

Dju: ¿Se considera una especie de juez Garzón argentino?

AB: No sé. Creo que Baltazar Garzón es un juez que se ha ocupado de temas relevantes, inclusive ha trascendido el interés solamente de España sino que ha tomado trascendencia internacional. Nunca se me había ocurrido parecerme a nadie. Las copias tampoco son buenas. La idea es colaborar. En los casos que él ha requerido información argentina, y lo importante es buscar una relación internacional. Hoy en día es un elemento imprescindible, tener una buena comunicación internacional entre los jueces y buena disposición. Es lo que se habla hoy en día de la justicia globalizada, y uno de los efectos es tratar de resumir los conceptos de soberanía, en el sentido de aplicarla con un criterio más actualizado. Es necesario tener un cierto contacto o confianza entre los jueces. Personalmente lo he logrado con otros jueces europeos.

Dju: ¿Cree que el avance de la política sobre la justicia, es producto del protagonismo de los políticos o un error de los jueces al impartir justicia?

AB: No. He sometido a control jurisdiccional una cantidad de cosas, que no son propias del Poder Judicial, sino son del terreno de la política y se tienen que resolver allí. Lo que pasa es que no saben resolverla los políticos y la han trasladado. En un período la justicia tenía una buena caja de resonancia. Sobre todos políticos que querían salir en los medios de difusión, o que le hagan un reportaje, tomar un grado de notoriedad, venía y presentaba una denuncia, como ha pasado reiteradas veces y sin ningún elemento como para sostenerla. Se sometieron a cuestión judicial una cantidad de cuestiones, y se hicieron una cantidad de especulaciones políticas, y batallas que se trasladaban a la justicia. Es claro el ejemplo de la servilleta. Esto fue una discusión política entre dos ministros y terminaron diciendo que estaban implicados los jueces, que no participaron del supuesto desayuno, ni la puja de poder.

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