In Voce

NUNCA DIGAS NUNCA. En toda nuera habita una futura suegra. Así es la cadena de la vida, nos guste o no. Por eso se recomienda actuar con la perspicacia suficiente para evitar caer en aquel punto de la contradicción flagrante. El ser humano puede digerir sin traumas este cambio de rol porque hay un ciclo biológico de por medio. El problema surge indigerible cuando nuestros cambios de posición contrastan con vivacidad al sucederse en un plano de breve temporalidad. Lamentablemente en esos casos, mostrar la hilacha es una consecuencia difícil de disimular. Quizá sin quererlo el Gobierno tomó súbitamente conciencia del valor de la tan declamada seguridad jurídica. Reglas claras de antemano, siempre y para todos. Como despertando de un mal sueño, de pronto se dieron cuenta que los cortes de ruta eran contrarios a la ley penal y a la Constitución. Se necesitó un corte lo suficientemente antipático a los intereses oficiales para reconocer a troche y moche que esa forma de protesta no debería tener cabida en una democracia civilizada. El efímero leading case de la detención de De Angeli tiene relevancia desde el punto de vista jurídico, aunque haya sido políticamente incorrecto. Es importante que la Justicia mida a todos con la misma vara, desde un concepto normativista, independientemente de la valoración que la sociedad o hasta el mismo juzgador puedan otorgarle a la naturaleza del reclamo. La pregunta es si ya está madura la sociedad para distinguir que más allá de piquetes buenos o piquetes malos, lo que no admite la ley es cortar las rutas. Hasta ahora, no cumplir con la ley en la Argentina, muchas veces no trajo mayores consecuencias (como muestra basta el botón de la comisaría que se atrevió a copar un emblemático piquetero). Que en materia de cortes de ruta a partir de ahora el Estado tiene la actitud de no permitirlos, sea quien sea el reclamante, sería enormemente auspicioso si se mantiene. ¿Si mañana corta D´Elía, también lo desalojará la Gendarmería? Esa será la prueba de fuego de que el Gobierno aprovechó una de las tantas moralejas que dejó la trifulca con el campo.

ARGENTINA VICEVERSA. La crisis con los chacareros permitió cosechar especies exóticas que se creían extinguidas. La Sociedad Rural reonociendo que tiene que haber retenciones. Hebe de Bonafini, que apoyó públicamente a la ETA y a las FARC, diciendo que los del campo aplicaban métodos terroristas. El Poder Ejecutivo reconociendo el valor del Congreso. D´Elía condenando los cortes de ruta por ser contrarios a la Constitución. Cristina pidiendo que no haya escraches contra el que piensa distinto. ¡Con razón Lilita nos mandó a rezar a todos! Es “too much” para digerirlo de un solo bocado. Como dijo María Elena Walsh, “vamos a ver como es, el reino del revés”. Enhorabuena el revés que permite mirar al otro como si fuera uno mismo. Algo que en la Argentina siempre fue tradicionalmente difícil. Lo que es cierto es que, a pesar de estar en posiciones aparentemente antagónicas y casi irreconciliables que se vieron durante este prolongado conflicto, hay paralelismos asombrosos. Mientras los piqueteros “oficialistas” escarcharon al presidente de la Sociedad Rural, Luciano Miguens, un grupo de ruralistas enojados hacía lo propio con el intendente de Lobos, Gustavo Sobrero por su posición a favor de las retenciones móviles. No hagas lo que no te guste que te hagan. No bendigas lo que después vas a condenar. No te rasgues las vestiduras por algo que después vos mismo vayas a hacer. Los chinos dicen que toda crisis es una oportunidad. El punto de inflexión generado en la política argentina parece ser una oportunidad que no deberíamos dejar que nos pase de largo.

alejandro s. williams / dju