Se sacan chispas para lograr la "pole position" en
la vacante que existe en el estratégico juzgado federal número 12 de la Capital Federal, que debe ser cubierto por la destitución de su anterior titular, Carlos Branca, uno de los pocos jueces
vinculados al radicalismo en ese fuero y que llegó al cargo por el anterior sistema de designación con acuerdo del Senado y fuera despedido por una complicada filmación, junto con la acción política de algunos diputados. Branca fue otro de los hijos judiciales del Pacto de Olivos, uno de los objetivos políticos del ex
presidente Raul Alfonsín, quien también por ese entonces logró colocar en la Corte al actual ministro Gustavo Bossert, un juez que dice no ser radical, pero con antecedentes demócratas progresistas (hoy en la Alianza) y simpatías por Rosario Central.
- / dju
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