El hecho en cuestión sucedió en la cabecera de la empresa de transportes de la línea 185, en el barrio de Lugano, donde estaba estacionado un colectivero que fue abordado por dos jóvenes. Así, mediante el uso de armas le robaron un matafuego y unos 100 pesos de la recaudación que contenía la máquina expendedora de boletos.
La defensa oficial cuestionó que Tribunal de juicio le dio mayor credibilidad a la declaración del colectivero asaltado, el único testigo, que a sus clientes. Incluso consideró “llamativo” que el damnificado haya realizado la denuncia del robo tres días después del hecho. En su recurso, el defensor deslizó la posibilidad de que el hecho responde a “un autorobo” fraguado por el colectivero en complicidad de sus clientes.
En otro de sus puntos, dudó que al momento del hecho imputado a los dos jóvenes, habiéndose producido en una zona en que habitualmente circulan muchas personas, el único testigo sea el colectivero. Así, solicitó la absolución debido –según su apreciación- a que no había elementos para dictar fallo condenatorio.
Según el fallo, el colectivero víctima del robo describió a sus agresores aportando precisas características físicas, y no dudó en culparlos, pues –según alegó en el juicio- ya lo habían robado veces anteriores. “En relación a las características fisonómicas de los imputados aportadas por el testigo, el tribunal enfatizó en que, pese a no tenerlos frente a frente en la audiencia debido a que los separaba una mampara, éste describió durante el debate con una precisión absoluta las características físicas de los imputados”, añadieron los camaristas.
Además los jueces de Casación Gustavo Hornos, Mariano González Palazzo y Augusto Diez Ojeda recordaron que el Tribunal valoró el testimonio del apoderado de la empresa “Transportes Ideal San Justo S.A”, en la cual trabaja el colectivero robado. Si bien no fue testigo presencial del hecho, declaró que la máquina expendedora de boletos estaba rota y que faltaba la recaudación de aproximadamente 100 pesos.
El TOC22 también tuvo en cuenta que ambos jóvenes fueron detenidos cuando intentaban asaltar al mismo colectivero a un mes después del hecho traído a debate, cuando conducía su unidad en la localidad bonaerense de La Matanza.
“Se desprende, en primer término, que la certeza afirmada por los magistrados de grado en torno al modo en que se sucedieron los hechos, no halló sustento únicamente en el relato del damnificado, sino que, dicho testimonio halló aval en los restantes elementos de cargo mencionados que dan cuenta de que el suceso acaeció de la forma en que el damnificado lo describió”, señalaron los magistrados.