El Senado argentino aprobó la ratificación de Argentina al Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional, y así lo hicieron ayer también México, que firmó el estatuto y Nueva Zelanda que lo ratificó. La Corte Penal Internacional, será un tribunal permanente con la misión de juzgar delitos de lesa humanidad, genocidios y torturas. A diferencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuya jurisdicción es restringida a Estados, la CPI tendrá la capacidad de procesar a individuos. Para constituirse se requiere que 60 países ratifiquen el Estatuto de Roma para su creación.
Mientras tanto, Estados Unidos ha expresado su oposición a una Corte que pueda tener la posibilidad de juzgar a un ciudadano americano. En ese sentido el licenciado González Cueva, señaló que “de hecho, esta es una posibilidad remotísima ya que se necesitaría que los EEUU cometieran crímenes bajo la competencia de la Corte y que su propio sistema judicial se negara a juzgarlos”.
“Los diplomáticos americanos han sugerido que el estatuto podría ser utilizado para levantar acusaciones frívolas a las que serían especialmente sensibles por tener misiones militares en todo el mundo. Se les ha respondido, estatuto en mano, que existen suficientes garantías para evitar la politización de las actuaciones de la Corte”.
Con el aval para la constitución de esta corte internacional a cuya formación se opone EEUU, el presidente argentino marca el primer gesto de distanciamiento de lo que en la década pasada se concibió como la política de "relaciones carnales".
La creación del tribunal fue aprobada sobre la base del Estatuto de Roma, un tratado firmado por 120 naciones que votaron, el 17 de julio de 1998 durante la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas el establecimiento de la Corte Penal Internacional.
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