La historia del menor, cuya identidad no trascendió, fue publicada este jueves por el diario italiano La Stampa, que dio cuenta de que el chico, que vive en Ferrara (al norte de Italia) sólo come si le cocinan su madre o sus abuelos y aún, con 13 años, no puede orinar solo.
Trascendió además que cuando el adolescente tuvo que quedarse en el comedor de su escuela, se escapó y se escondió en un armario.
La jueza Marini condenó al abuelo del chico a 3 años y 6 meses de prisión; a la mamá, a 3 años; y a la abuela, a 2 años. La magistrada determinó que el menor “fue víctima de un amor enfermo, que lo hiperprotegió sin permitirle crecer, como sus compañeros y sus coetáneos”.
Quien inició la demanda fue el padre del chico, que se separó de la mamá poco después del nacimiento y lo vio apenas 3 veces en 13 años siempre “a escondidas”.
El abogado del hombre, Heinrich Store dijo: “Nosotros no queríamos crearle problemas al niño, sino liberarlo, por su bien. Esperemos que los abuelos y la madre se den cuenta de que no le están haciendo bien, y que esta sentencia le permita al tribunal de menores intervenir”.
En tanto, los abogados de los condenados señalaron: “Si el pequeño obtiene resultados óptimos en la escuela, querrá decir algo. En realidad, sus problemas son los de muchos chicos de su edad. Y odia al padre no porque alguien le llenó la cabeza, sino porque es él quien quiso este proceso que le está arruinando la vida”.