La charla tuvo como eje central la aprobación, en 2003, y reglamentación, este año, de la Ley de Migraciones (Nº 25.871). Participaron Gabriel Chausovsky, Stella Maris Martínez, Rubén Giustiniani, Claudio Morgado, Horacio Verbitsky y Jorge Muñoz. "Todavía falta difundir la ley, sensibilizar a la población y a los operadores [judiciales] del contenido de estas leyes”, afirmaron.
La idea de la migración como un "derecho humano protegido" se planteó en la conferencia sobre Migración y Derechos Humanos del Festival Cine Migrante que se desarrolló en el Centro Cultural de la Cooperación. La charla tuvo como eje central la aprobación, en 2003, y reglamentación, este año, de la ley de Migraciones (Nº 25.871). Disertaron el vocal de la Cámara Federal de Paraná Gabriel Chausovsky; la Defensora General de la Nación, Stella Maris Martínez; el senador Rubén Giustiniani; el presidente del Inadi, Claudio Morgado; el periodista Horacio Verbitsky y el fundador de la Pastoral de Migraciones en Neuquén, Jorge Muñoz.
El vocal de la Cámara Federal de Paraná Gabriel Chausovsky ponderó que la idea de concebir a la migración como un derecho humano traslada la titularidad del derecho del Estado a la persona. El juez disertó en la conferencia sobre Migración y Derechos Humanos del Festival CineMigrante, que tuvo lugar este miércoles en el Centro Cultural de la Cooperación.
Chausovsky enfatizó que la Constitución argentina garantiza el derecho para los “habitantes” y aseguró que en el contexto actual “en que el ser humano es visto como mercancía, al extranjero se le terminan aplicando derechos de excepción”.
“No alcanza con decir que la migración es un derecho humano sino que tiene que estar protegido”, subrayó Chausovsky, presentado por el periodista Horacio Verbitsky como el juez que en 1987 declaró inconstitucional la ley de Obediencia Debida.
El camarista de Entre Ríos, que además es docente de la materia Derecho de la Extanjería, ponderó la reglamentación de la ley de Migraciones (Nº 25.871) y dijo que la puesta en marcha de esa norma “trajo una rectificación en [el accionar] de los tribunales”, muchos de los cuales “antes tenían conductas ignominiosas”.
La primera oradora de la mesa fue la Defensora Oficial de la Nación, Stella Maris Martinez, quien calificó como un “triunfo” la aprobación de esa ley, en 2003, y la reglamentación, que se dio este año pocos días antes de celebrarse el Bicentenario. Sin embargo, Martínez afirmó: “Todavía falta la etapa más importante: difundir la ley, sensibilizar a la población y a los operadores [judiciales] del contenido de estas leyes”.
Junto a Martínez se ubicó el senador socialista Rubén Giustiniani, quien fue reconocido por el resto de los expositores como uno de los promotores de la ley de Migraciones. El legislador santafecino recordó que en ambas cámaras del Congreso se aprobó por unanimidad y criticó la ley de Arizona (Estados Unidos) y las políticas anti-inmigratorias de Nicolás Sarzoky en Francia y Silvio Berlusconi en Italia.
Tomando a la famosa frase de Sarmiento, Giustiniani dijo que “el camino que sigue” Argentina es más cercano al de la “civilización” en tanto que “el de los países desarrollados es más cercano a la barbarie”.
A su turno, el presidente del Inadi, Claudio Morgado, señaló la poca cobertura mediática que tuvo la reglamentación de la ley 25.871 y aseguró que desde la vigencia de esta norma, el migrante es un “sujeto de derecho” en lugar de un “ciudadano de segunda que hace los trabajos sucios”.
El presidente del CELS, Horacio Verbitsky, consideró que la “respuesta política a la inmigración fue en el país ambivalente” porque mientras por un lado se la promovía, por otro se le aplicaban “políticas represivas”. El periodista recordó el caso de Juan Carlos De la Torre, un inmigrante uruguayo que tras 24 años en el país fue detenido y expulsado. Ese caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde se alcanzó una solución amistosa.
Verbitsky enfatizó que con la ley vigente “se reducen los márgenes de arbitrariedad y prepotencia y se amplían las garantías” y pidió: “Tenemos el violín, lo afinamos, ahora toquemos la melodía”.
La charla fue clausurada por Jorge Muñoz, representante de la Clínica de Migración y Derechos Humanos de la Pastoral de Migraciones del Obispado de Neuquén, quien tildó de “odiosa” a la categoría “extranjero” y contó "que este martes uno de los funcionarios de la Dirección de Aduanas le rompió en la cara el papel de radicación a una ciudadana dominicana."
Muñoz, que llegó de Chile en 1975 escapando de la dictadura de Augusto Pinochet, recordó que “en los ’90 ser migrante y trabajar era un pecado”.