A) CANCILLER

Es el apodo al que cariñosamente le han puesto sus amigos al camarista en lo Penal Económico, Gustavo Losada (Tribunal Oral) por sus permanentes actitudes de componer los diferentes entuertos que suelen estallar en la interna de esa instancia. Losada es un juez cuya opinión siempre es respetada por la Embajada de Estados Unidos, -actualmente integra la alicaída Orden del Martillo- y suele señalar que sus ambiciones, en caso de no haber sido juez, hubiera sido la de cubrir alguna embajada o iniciarse en la Diplomacia. Ahora que varios de sus pares -por lo menos uno de su mismo fuero- quieren dejar la Justicia para dedicarse a la política, la confesión mediadora de Losada se tomó como una señal futura aunque quienes rodean al juez no creen que, por ahora, vaya a dar un salto de esas características y riesgos para hombres que están acostumbrados a la seguridad de la magistratura y sin la estabilidad y los riesgos propios de la actividad política. Mucho más cuando esta última se ha transformado en una caja de pandora y la sociedad exige una renovación total. O sea, refundar la República como analizó ante este diario uno de los hombres de la política con importante futuro, que dejó su banca por haberse colmado con el escándalo del Senado por el pago de supuestas coimas, como es el ex diputado de Acción por la República, Guillermo Francos, a quien desde el partido se le está pidiendo que retorne a una candidatura para senador por la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo, Francos no se decide aún pese a los reclamos partidarios aunque sabe que sus compromisos con el cavallismo son tan importantes que no podría decir que no.

hugo morales / dju