Dos décadas pasaron desde aquella noche del 27 de junio de 1980, en la que el avión de pasajeros de la empresa Itavia, que se dirigía a Palermo desde Sicilia, desapareció de la pantalla del radar, hasta ser encontrados sus restos en las cercanías de la pequeña isla de Ustica sin sobrevivientes.
Los enjuiciados son cuatro generales del Ejército del Aire italiano y cinco agentes de los servicios secretos, todos retirados, en la causa que instruye el juez Rosario Priore que, después de años de investigaciones ha apuntado a la hipótesis de que el avión pudo haber sido víctima de una acción militar entre aviones de la OTAN y “Mig” libios, aunque los tres fiscales no lo consideran probado.
Lamberto Bartolucci es uno de los acusados. En 1980 era el titular del Estado Mayor del Ejército del Aire y los fiscales lo responsabilizan de “haber omitido referir a las autoridades políticas y judiciales las informaciones relativas a la posible presencia de tráfico militar estadounidense”. Similares son las acusaciones que afectan a otros tres militares, todos generales, mientras que el delito de falsedad de testimonio se le imputa a cinco espías.