Tanta fue la de Pérez Delgado –sus subordinados en el ministerio le reprochaban que nunca dejó el expediente, pero otros destacaron que nunca levantó el teléfono para ejercer influencias en la resolución de ninguna causa, como lo hicieron muchos de sus antecesores- que parte de sus tareas fueron ejecutadas en parte por su subsecretario, Carlos Balbín, un joven abogado de estrecha vinculación con Raúl Alfonsín, quien –pese a su renuncia porque se postula para un cargo de camarista- hasta este fin de semana tenía posibilidades de seguir en el Ministerio. Sin embargo, ese perfil poco extrovertido del ex viceministro, no le impidió implementar programas en la administración de justicia que –dicen- pronto generará algunos frutos. Uno de los de los emprendimientos que se impulsaron es el llamado Projum (Proyecto de desarrollo de juzgado modelo -con una página web demasiado modesta para su importancia-), auspiciado por Pérez Delgado y el juez Consejero Javier Fernández Moores junto con el Administrador de la Corte Nicolás Reyes, que con un préstamo inicial de 5.000.000 de dólares del Banco Mundial ya está en marcha con un plan piloto en mas de diez juzgados de todo el país, aunque todavía se está trabajando en el estudio del “diagnóstico y problemática de un nuevo modelo de organización y gestión”.
hugo morales / dju
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