Es un período del año, en que los antiguos romanos se consideraban abandonados a su suerte por los dioses. Generalmente cae en la primera quincena de ese mes clave en la vida de los argentinos y son muy afectos a creer en consecuencias favorables desde artistas a políticos. Como en este caso, se mezcla en rara simbiosis, como en ningún otro, política con justicia, con una pizca del infaltable “show”–curiosamente exponemos al mundo que el mismo juez que investiga a integrantes de los poderes del Estado, a su vez está investigado por enriquecimiento ilícito-. Lo mas probable es que todo se defina en marzo. Quizás dos integrantes de la Cámara Alta serán procesados por Liporaci y otros tantos serán transferidos a la órbita del juez Adolfo Bagnasco que los investiga por presunto enriquecimiento ilícito. A su vez, en el Consejo se enviaría el caso Liporaci al Jurado de Enjuiciamiento, junto con una resolución de Cavallo. Los mal pensados, sostienen que este esquema –no tan imaginario- sería utilizado por el Gobierno para la campaña electoral del año que viene, con un argumento de peso de que no declinó ante la corrupción.
hugo morales / dju
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