Como extraída del neorrealismo italiano, la vida de Marcelo Gustavo Varela, de 25 años, estuvo signada por una serie de circunstancias familiares que desembocaron en el robo de alimentos de un camión repartidor, que se frustró. Su madre había fallecido no hacía mucho tiempo; su padre es un enfermo oncológico que padece cáncer de pulmón y el imputado presenta "inestabilidad laboral por causas ajenas a su voluntad".
El tribunal Oral en lo criminal 3 redujo de veinte a diez meses la pena que se había acordado entre las partes durante el juicio abreviado, en el cual se ventilaron los hechos ocurridos el 26 de junio de 1998 cuando Varela sustrajo dos cajas conteniendo chorizos y hamburguesas de una camioneta de la firma "Distripat" que realizaba entregas de pedidos en esta capital.
Aprovechando un descuido de los repartidores, el joven extrajo las cajas del utilitario e intentó huir en un ciclomotor que minutos antes le había robado a una vecina del lugar. Los empleados detectaron la maniobra, lo persiguieron y "forcejearon" con él hasta lograr su detención cuando intervino la policía. Por los golpes recibidos al intentar reducirlo, Varela debió ser trasladado para su atención al Hospital Zubizarreta.
Teniendo en cuenta "la excelente impresión personal del imputado" y el favorable "informe socio ambiental" del mismo, los jueces Miguel Ángel Caminos, Rodolfo Ricotta Denby y Marcelo Avrutin Suarez decidieron "reducir sensiblemente la medida de la sanción pactada, fijándola en la de diez meses de prisión" en suspenso.