B) COORDINADOR. De las denuncias que sean giradas por la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) que creó el Gobierno para investigar el lavado de dinero, será el fiscal de la Casación Penal, Raul Plee. Becerra le encargó que trabaje de consuno con el actual jefe de la UFITCO, (Unidad de Investigaciones Fiscales en el corazón de la DGI), Maximiliano Rusconi, quien desde hace un año está encargado de profundizar las investigaciones contra la evasión impositiva. Plee, quien había mantenido un bajo perfil desde las investigaciones por la Aduana Paralela y del inicio del affaire informático del Banco Nación con IBM –las primeras denuncias se investigaron en el fuero Penal Económico- canalizará –ahora- esas investigaciones que a criterio de la UIF deban ser derivadas a la Justicia para abrir causas penales y luego las derivará a los fiscales naturales de cada caso. Pero, además, de dar una clara señal de que la Procuración impulsará decididamente todas las investigaciones donde existan sospechas de “blanqueo de activos financieros” –tal es la denominación en la ley-, Becerra logró sentar a una mesa de trabajo para perseguir un objetivo común a los referentes más importantes de los dos grupos que coexisten en esa parte del ministerio Público y que en el pasado se enfrentaron por razones ideológicas, espacios de poder y métodos de trabajo. A diferencia de algunos criterios escuchados en el fuero federal, Plee cree que la nueva ley sobre Lavado es clara y que podrá ser una herramienta eficaz para estas investigaciones.
C) PERPLEJOS. Quedaron los miembros de la Comisión de Administración del Consejo de la Magistratura -que preside el camarista civil Claudio Kiper- cuando escucharon de labios del senador Eduardo García Arecha que el caso de la ley de subrogancia que se impulsa desde la corporación para permitir que secretarios y abogados reemplacen a jueces ausentes –renuncias, licencias, etc- podía quedar empantanada en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado. “Ahí se sienta (Jorge) Yoma y no pasa un solo proyecto”, se confesó el radical amigo de Fernando de la Rúa, quien ni siquiera con tremendo padrinazgo se comprometió a impulsar el proyecto que ya tiene consenso en la Cámara de Diputados. Si no corre esta ley que cuenta con el respaldo de sectores judiciales, mucho menos podrá prosperar el proyecto del representante de los Colegios de Abogados, Angel Fermín Garrote, quien quiere crear un Veraz en el Consejo de la Magistratura para monitorear permanentemente la evolución patrimonial de los integrantes del Poder Judicial, como la de un connotado miembro de ese poder a quien le adjudican tener apego por las compras inmobiliarias, en un remedo sofisticado de Carlos Liporaci. El hombre amante de la naturaleza y de las actividades campestres, dicen, se habría comprado un lindo campito en la zona de Chascomús que sumaría a otras parcelas que ya tendría en la pampa húmeda. “Hacete amigo del juez, no le dé de que quejarse...”, suele parafrasear al Martín Fierro, casi en un susurro cuando al trotecito cabalga por sus propiedades. Pero no es el único: otro muy mediático, cambia su vestimenta magistral por bombachas y alpargatas los fines de semana para gastar su tiempo en un campo que acaba de comprar en la zona de Lobos. Parece que la adquisición de estos bienes raíces pasan más desaparecibidos que las casas lujosas para algunos periodistas amantes de los escándalos mediáticos aunque no siempre de la mejor información.
D) SORPRESIVA. Fue la decisión de la comisión de supervisar el concurso para cubrir el estrátegico cargo de juez federal en la vacante dejada por el renunciado Carlos Branca, el único miembro que el radicalismo pudo colocar en ese fuero dominado por el menemismo en los últimos 10 años. Ocurre que el concurso correspondiente fue ganado por lejos por un abogado de apellido Jantus –como será de desconcocido que nadie que no tenga acceso a las listas y parecen reservadas para unos pocos privilegiados en detrimento de la función del periodismo, conozca su nombre de pila- pero que un triunvirato de la Comisión de Selección entendió que debía rectificarse, acotando diferencias con el ex juez Juan Ramos Padilla, ex titular de un juzgado federal en Morón amigo del ex ministro Ricardo Gil Lavedra y el actual juez de Instrucción Luis Torres, hombre de carrera pero con amigos influyentes. A los dos se les adjudicó 30 puntos en una re-evaluación posterior, dando como argumentos en la comisión que preside Garrote, que las respuestas del caso a resolver no eran únicas, admitiendo que había distintas soluciones, todas ellas válidas. De mantener este criterio para todos los casos que se tratan en esta comisión como en la de Acusación, provocaría un gran progreso en el ámbito del Consejo, porque ya era preocupante para la familia judicial el creciente riesgo que vislumbraban en algunos consejeros en su intento de “retar” a algunos jueces cuando no compartían los criterios que fijaban a través de sus fallos. Lo cierto es que tanto la selección de la terna para ese cargo como para el de camarista federal, después de la ubicación en cuarto lugar del caballo del comisario –el juez Gabriel Cavallo- han ingresado en un prudente silencio a la espera de condiciones más propicias en el convulsionado mundo de la política argentina, sacudida por denuncias de todo tipo.
E) TODO AL SIETE.Parece ser la cábala del juez federal Adolfo Bagnasco. Como el próximo miércoles 7, el hombre cumple 7 años, 7 meses y 7 días de haber sido designado en el cargo a instancias de su amigo y protector Mariano Cavgana Martinez con quien vuelve a la profesión, Bagnasco eligió ese mismo día para renunciar como juez federal de la Nación, un cargo –como el mismo dice- le granjeó honores y privilegios como pocos cargos en la administración. Claro que, amante de la ponderación pública, es poco creíble que Bagnasco se vuelva al anónimato y resigne, asi nomás, sus pretensiones políticas –el hombre se tiene fe para esas viscicitudes- después de haber sido tentado por Carlos Ruckauf para integrar la lista de diputados por el PJ Bonaerense, pese a la negativa –obvio, ya que nadie en política reconoce el hecho hasta la misma consumación- de uno y otro. Pero Bagnasco sabe esperar y cree que si la resistencia a la diputación sigue siendo operada desde sectores internos –en el menemismo no le perdonan la prisión de Victor Alderete – y externos, fundamentalmente del cavallismo –tuvo que soportar algunos insultos en la coqueta zona de la Imprenta, reducto de ese color político- puede albergar la esperanza de ser el próximo ministro de Justicia en una hipótetica presidencia de Ruckauf en el 2003, una fecha que el bonaerense se ha fijado como propia. Por lo pronto, Bagnasco se tomará un descanso y después de algunas semanas se instalará en lo de Cavagna Martinez para esperar propuestas de casos y políticas, que son las que más le interesan y a las que apuesta sus fichas.