B) ESTREMECIMIENTO. Hubo entre los íntimos del flamante ministro del Interior, Ramón Mestre cuando leyeron la notificación del juez Mariano Bergés. Palabras más, palabras menos, el magistrado le comunicaba que si el ministerio del Interior no le remitía toda la información sobre los operativos de seguridad en los estadios que brinda la policía federal, se iba a allanar el ministerio en Balcarce 24, o sea la propia Casa de Gobierno. Si bien la advertencia se hizo en términos jurídicos menos vehementes, a los hombres de Mestre no se les escapó que antes de que se sentara en su sillón, el cordobés podría verse envuelto en un serio escándalo porque tampoco dudan de las determinaciones de Bergés, que –como anticipó en soledad esta columna cuando vaticinó de los problemas políticos que traería esta causa pese a que los grandes diarios lo hacían tratar en sus crónicas policiales- ya intentó allanar la SIDE en tiempos de Hugo Anzorreguy. Tanta fue la preocupación que el viernes desde el gobierno, se les pidió a sus operadores judiciales que brindaran un detallado cuadro de situación sobre la causa.
C) ERROR. De cálculo fue en el que incurrió Mathov después de haberse presentado a declarar como testigo ante Bergés. En el juzgado mostró desconocimiento ante la mayoría de las preguntas del juez y justificó otras –la devolución de $ 10.000 pesos en la cancha de San Lorenzo por parte de la jefatura de la Policía Federal- que sembraron tantas dudas como certezas en los investigadores. Pero lo que irritó al juez, es que después de esas declaraciones, Mathov se reunió con Santos y los presidentes de los clubes para buscar una salida a la grave situación, sin percatarse que Bergés ya había decidido controlar todos y cada uno de sus movimientos, por lo que los detalles del encuentro los tuvo a las pocas horas. Si, a esa altura, el juez ya analizaba indagar a jefes policiales y eventualmente volver a interrogar a Mathov, el cuadro se complicó cuando los titulares de Argentinos Juniors y de Huracán –dos de los participantes en la reunión- no fueron al juzgado a declarar como testigos. En el acto, Bergés ordenó alistar a una comisión policial para hacer comparecer a los remisos, ordenando de inmediato la citación para este lunes de dos pesos pesados: Mauricio Macri de Boca y David Pintado de River. El juez está decidido a jugar fuerte y en el gobierno, como siempre, se percatan del incendio cuando ya la casa está quemada.
D) VATICINIO. De un importante funcionario en reservada comida en la Recolecta sobre el futuro del juez Gabriel Cavallo. Para un sector de la banca, este será uno de los pocos jueces federales en actividad que tiene un futuro personal promisorio, independiente de cualquier consideración política que se haga para explicar su ascenso. Pero lo cierto, es que el magistrado tuvo la habilidad de hacerse nombrar por el menemismo, pero de desprenderse, apenas se insinuó el ocaso de ese determinante sector político y aparecer como estandarte de la nueva corriente moralizadora sobre la Justicia que encarnaron frepasistas y radicales alfonsinistas. Esta nueva alianza lo puso en las puertas de ser camarista federal pese a que está cuarto en la lista de preselección del Consejo de la Magistratura , no obstante que obtuvo el mayor puntaje, aún por sobre el ex juez Juan Ramos Padilla, un protegido del ex ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra. Sin embargo, la fortuna –indispensable para el éxito de cualquier empresa- o las excelentes relaciones de Cavallo con la sala aliancista de la Cámara Federal de Martín Irurzun, Eduardo Luraschi y Horacio Cattani y con la menemista Luisa Riva Aramayo –de la otra sala, junto al cambiante Horacio Vigliani- hicieron que se ocupe de la causa política más importante en el fuero federal: el escándalo del Senado.
E) SEÑALES. Ya habría mandado el juez sobre la complicada situación de por lo menos 6 ó 7 senadores –repartidos en partes iguales en la UCR y PJ- que podrían ser procesados ya que la ley de fueros ahora se lo permite. En esos medios económicos pero de fluida relación con los abogados de grandes estudios, se analiza que el juez –con mucha más cintura y conocimientos jurídicos que su antecesor Carlos Liporaci- está sondeando el terreno para una apuesta muy fuerte: llegar a ser Procurador General de la Nación cuando concluya la gestión de Nicolás Becerra, que se prepara para desembarcar en Mendoza y pelear la gobernación por el PJ, un hecho que a más tardar no pasará del verano próximo. Se analizó muy seriamente en esos influyentes medios dos decisiones de Cavallo esta semana: 1) No haber hecho olas con los senadores cuando la tormenta político-institucional amenazó seriamente la estabilidad presidencial la semana última; 2) Haberse desprendido de los compromisos con la izquierda cuando los fax de España -tenía previsto asistir a una conferencia académica y una reunión con el juez Baltasar Garzón en Madrid- lo hicieron palidecer: aparecía en cuanto había en la península de repudio al régimen militar y ello, pese a su excelentes relaciones con el CELS- podría significarle un fuerte escollo en el Senado porque el cargo de Procurador necesita del acuerdo de esa cámara y allí, por ahora, mandan los peronistas, fundamentalmente los menemistas, que no quieren para nada a Baltasar Garzón.