Los diputados brasileños, Reginaldo Germano, del Partido Frente Liberal de Bahía; Jorge Pinheiro, del Movimiento Democrático brasileño; Luis Carlos Heinze, del Partido Progresista de Río Grande Do Sul; Agmelo Quiroz, del Partido Comunista y Luis De Velazco del Partido Liberal de Sao Paulo arribaron al país para investigar la muerte del ex primer mandatario brasileño Joao Goulart, quien falleció supuestamente de un paro cardíaco en la provincia argentina de Corrientes. Goulart gobernó Brasil desde 1961 hasta 1964, cuando fue derrocado por un golpe de Estado.
Según una fuente cercana al diputado Bravo, para “los legisladores brasileños, Goulart no murió por muerte natural sino que fue ejecutado por el Plan Cóndor”, un proyecto que con colaboración de organismos de inteligencia, entre ellos la CIA, ejecutó crímenes de lesa humanidad antes y durante los gobiernos militares de varios países latinoamericanos.
En el marco de ese plan se investigan las muertes de los legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruíz; del general chileno Carlos Prats y el canciller de ese país Orlando Letelier, todos desaparecidos en la década del ´70.
Bravo recibió a sus pares brasileros en la Comisión de Derechos Humanos, cuerpo que preside, donde hubo consenso necesario para conformar una comisión parlamentaria del Mercosur, tendiente a investigar los crímenes del Plan Cóndor. La iniciativa fue bautizada "Mercosur de la Verdad y la Justicia". En ese encuentro los diputados brasileros solicitaron la colaboración de los países donde actuó ese mecanismo de ejecuciones y tras la entrega de un informe acerca de la sospechosa muerte del ex presidente Goulart, denunciaron una presunta complicidad de la dictadura militar argentina en el caso.
Según los voceros cercanos a Bravo, el diputado brasileño Germano manifestó que existen "serias y fundadas sospechas de que (Goulart) fue envenenado con gas sarín", y que su deceso fue atribuido a un paro cardíaco. También Heinze, del Partido Progresista señaló que "hubo mucho interés de las dictaduras argentina y brasileña de no investigar esa muerte”. Asimismo, informaron que “nunca se realizó una autopsia del cuerpo de Goulart y que en su momento fue velado con cajón cerrado en su país”, una medida impuesta por el gobierno militar de entonces.