El hermano del Presidente participó hoy en la sede de la Cancillería junto al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, y al secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Chighizola, de la apertura de la primera Conferencia de los Estados Parte en la Convención Interamericana contra la Corrupción, que tiene por fin adoptar un mecanismo de seguimiento de la puesta en práctica de las normas establecidas en el tratado.
De esta manera, los 22 países del continente que ratificaron el tratado internacional (son 26 los firmantes) comienzan a dar cumplimiento al Plan de Acción suscripto por los Jefes de Estado en la cumbre de las Américas, que tuvo lugar en la ciudad de Québec, Canadá, hace dos semanas.
Según De la Rúa, “la corrupción, como atentado a la cosa pública para el logro de beneficios materiales, es un monstruo de mil cabezas, cuyas ramificaciones penetran todo el tejido social”.
En el salón Libertador del palacio San Martín, junto a José Massoni, Carlos Garrido y Roberto De Michele, los tres máximos responsables de la Oficina Anticorrupción, que impulsa la Conferencia a través de su Dirección de Transparencia, el ministro aseguró que la corrupción es un problema “de todos”, de los países industrializados y de los del tercer mundo, y ejemplificó: “Es un problema del mundo de todos los tiempos, y baste recordar que fue a través de ella que Judas, el corrupto, por cuarenta monedas posibilitó la tragedia del Gólgota”.
De la Rúa además destacó el papel del Estado en los países en vías de desarrollo para mantener el equilibrio en momentos de crisis y desigualdades profundas. “En nuestros países, la corrupción, unida a la ineficiencia derivada de una subcultura socio política hiere directamente a la sociedad”, explicó el titular de la cartera de Justicia y Derechos Humanos.
Gaviria, por su parte, se limitó a contar cronológicamente el nacimiento de la Convención y advirtió que los Estados “han tomado conciencia de su importancia”. Además destacó la tarea de la Oficina Anticorrupción en el impulso de la Conferencia y el apoyo económico del Banco Interamericano de desarrollo (BID).
Chighizola hizo hincapié en la participación de Argentina en la Convención –fue uno de los primeros países en ratificar-, cuyo texto fue adoptado en 1996. Además, definió a la corrupción como “una amenaza vital los sistemas políticos del hemisferio”; y a la lucha contra ella como una “necesidad básica”. También se mostró preocupado porque la corrupción “aleja la competitividad”.
Temas relacionados:
La OEA contra la corrupción 30/4/2001