La Justicia tratará de determinar si el chico fue afectado por la bacteria "klepsiella pneumoniae" por la ausencia de higiene originada en la falta de desinfectante para que los médicos se lavaran las manos y si corresponde imputar a ellos el potencial resultado lesivo.
Los procesados son los médicos Juan Godszko, director de la Clínica Loiácono de la Capital Federal, donde ocurrió el desenlace fatal, y Roberto Daniel Weidenbach, coordinador médico de la unidad de terapia intensiva neonatal.
Según el fiscal Sebastián Randle, que investigó el caso por delegación en la etapa de instrucción, está establecido que el fallecimiento del niño, ocurrido el 5 de enero de 1995, se produjo por las deficientes condiciones de higiene de la sala donde se encontraba internado.
Entre los testimonios que se recogieron durante la instrucción del proceso, consta el de la enfermera Norma Settecersze, que trabajaba en la clínica y que destacó que "la sala no era higienizada correctamente; no entregaban solución Pervinox para el lavado de manos, como así tampoco otros materiales para trabajar con los chiquitos, como jeringas, guantes y manoplas". Según el testimonio de la mujer, "la suciedad era tan evidente que en algunas oportunidades se vieron cucarachas caminando por las incubadoras".
Sobre la misma clínica pesaría además otra demanda, aunque ante el juzgado Civil 48, por un monto de 800 mil pesos. Según dejaron trascender a la prensa fuentes judiciales, la acción se habría originado en la muerte de otro menor en circunstancias similares el mismo año del caso que ahora se está juzgando en el fuero correccional.
El fiscal que actúa en el juicio oral es Fabián Céliz, quien podría pedir que los médicos sean condenados a una pena de prisión efectiva y no en suspenso.
Unos 26 testigos, entre médicos forenses, enfermeras y la madre de la víctima, desfilarán por el juzgado a cargo de Pigni para tratar de esclarecer el caso en el juicio, que finalizará el viernes con los alegatos y las palabras finales de los imputados.
En la acusación, la fiscalía entendió que los médicos implicados, "por su formación profesional, no podían ignorar tales riesgos, actuando en consecuencia de manera negligente, e inobservando los deberes a su cargo, conducta que provocó el desenlace fatal". El no cumplimiento de la lex artis por los médicos ha generado una sustanciosa cantidad de jurisprudencia y doctrina en materia penal, no siempre pacífica.
Entre las más recientes, Günther Jakobs elaboró su teoría de los roles para la imputación objetiva -que ha generado también abundantes críticas-, que exime de tal responsabilidad penal a quien cumple con los cuidados propios de su rol y, al mismo tiempo, imputa a quien lo vulnera.
Durante las declaraciones indagatorias realizadas en ocasión de la instrucción de la causa, los médicos se declararon inocentes y señalaron que "no se registró un brote" de "klebsiella pneumoniae" en la época en que murió el niño, aunque no habrían descartado que esa bacteria haya causado la tragedia.