Marta, agente de la SIDE especializada en terrorismo islámico internacional, reconoció ante Bonadío –según consta en la transcripción de la testimonial a la que tuvo acceso Diariojudicial.com- que la investigación de la inteligencia argentina comenzó en 1992 tras el atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, pero que los datos obtenidos “nunca salieron del ámbito interno”, ni siquiera después del atentado, cuando Galeano comenzó las investigaciones.
“La investigación parte desde 1992 con el primer atentado donde surgen todas las pistas que luego siguieron con el caso AMIA, pistas quiere decir indicios. Estos indicios nunca salieron del ámbito interno, por ello era muy difícil saber qué era lo que servía y qué no en el ámbito judicial”, le dijo Marta a Bonadío en el secreto interrogatorio que se realizó en la sede de la inteligencia local en la calle 25 de Mayo 11 el pasado 30 de octubre.
Esta declaración corroboraría la hipótesis de que anteriormente al atentado del 18 de julio de 1994, la SIDE estaba investigando distintas presuntas células terroristas sin dar conocimiento a ninguno de los jueces que realizaban investigaciones sobre el tema, como la Corte Suprema de Justicia en relación con el ataque a la embajada y el juez federal de Lomas de Zamora Alberto Santamarina, quien instruye paralelamente dos causas en las que habría habido indicios sobre células dormidas en Argentina; y que el ocultamiento de datos siguió una vez perpetrada la masacre contra la AMIA.
La testigo avanzó sobre la cuestión al contestar una pregunta presentada por Alberto Zuppi, querellante por Memoria Activa. “Desde 1992 se abrieron varias pistas por competencia” de células dormidas, siguiendo entre otras las denominadas pistas siria, libanesa e iraní, que según afirmó se volcaron en la investigación de la Secretaría Especial de la Corte que investiga el atentado contra la embajada de Israel. Según explicó, las células dormidas suelen estar integradas por taxistas o estudiantes crónicos que se insertan en la comunidad por una cantidad importante de años.
Por otra parte y tal como lo adelantó este medio, Marta también aseguró que la SIDE analizó las agendas secuestradas al reducidor de autos Carlos Telleldín y a Alberto Kanoore Edul, un sirio con negocios en la Triple Frontera a quien se asocia con el coche bomba que habría sido utilizado en el atentado, y a quien se le encontraron comunicaciones con el mismo Telleldín a través del entrecruzamiento de llamados. Pero lo que Marta no pudo explicar es si hubo una orden judicial para realizar la tarea. “No puedo afirmar si este análisis fue ordenado por el juzgado”, sostuvo ante una pregunta que realizó previamente por escrito Marta Nercellas, letrada de la DAIA, una de las partes querellantes.
Sin embargo, al ser repreguntada por Bonadío, la agente de la SIDE que consiguió que el juez respetara su identidad reservada advirtió que Galeano había estado en el organismo de inteligencia el 27 de julio de 1994. “Por lo tanto creo que estaba al tanto de todo”, dijo Marta. De todas formas, el trabajo de la SIDE se entregó en el juzgado para ser incorporado al expediente recién en 1996, tal como ella misma lo reconoció.
La testigo además contó que desde 1979, cuando fue la Revolución Islámica en Irán, la SIDE investiga a “la minoría iraní” que llegó a la Argentina.
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