Los camaristas Mario Filosof y Edgardo Dona ordenaron al juez Velázquez que amplíe las indagatorias a los cinco procesados y que se les comunique de la existencia de un testigo de identidad reservada, con el fin de evitar eventuales planteos de nulidad.
Tras varios operativos fallidos desde que se produjo el crimen, el 2 de noviembre de 2001, este testigo de identidad reservada destrabó la investigación. El 26 de diciembre los imputados fueron reconocidos por testigos del hecho y el 3 de enero el juez procesó y les dictó el procesamiento a los cinco imputados.
Finalmente, el magistrado halló el taxi en el que fue asesinado Lecuna, un Renault 19 que en su interior tenía manchas de sangre, a pesar de que había sido lavado con posterioridad.