Estos datos figuran en la acusación del fiscal que intervino en la causa, Alexander Southwell, quien reveló que “más de 2.800 personas habían visto en Internet fotografías que mostraban agresiones sexuales a niños, fotografías “brutalmente explícitas” y que “alimentan el apetito por ese tipo de imágenes”.
Por su parte, el juez Gerard Lynch afirmó que hubiera sentenciado a este joven puertorriqueño a cinco años de prisión “pero el Congreso insistió en un castigo más severo que lo que requiere el peor de los delitos de pornografía infantil”.
En este sentido, el magistrado lo consideró como “el peor día en su carrera judicial”, en tanto que criticó al Congreso de su país antes de imponer la pena de 10 años de prisión: “es una pena excesiva que crea obstáculos para una posterior rehabilitación”.
El condenado tiene 19 años y vivía en Rochester, Nueva York, cuando comenzó a distribuir miles de fotografías de pornografía infantil desde septiembre hasta diciembre del 2001.
Lynch instó al joven a “que apelara la condena”, la que calificó de “draconiana”, mientras –según testigos- el muchacho ”lloraba cuando escuchaba la sentencia”. Agregó que no sabía si había otro caso en el que un joven acusado hubiese sido sentenciado a tanto tiempo en prisión por un delito similar, en tanto que expresó que se trataba del “peor día” de su carrera judicial", siendo juez desde 1990.