En este sentido, la modificación mencionada se vería acompañada de la incorporación del inciso “f” al artículo 12, por el cual se aclara que los ciudadanos comprendidos entre los 16 y los 18 años no tendrán el deber de votar siendo éste optativo y exento de sanción.
Este no es el primer intento legislativo ya que el proyecto inicial fue concebido por el senador Yoma, en el año 1997 y reiterado en 1999 y 2001, ante el cese reiterado de su estado parlamentario.
Entre las bases que fundamentan este cambio radical, el senador hace hincapié en el hecho de que “se reclama coherencia a quienes consideran que los menores de 16 años son lo suficientemente maduros y capaces para reconocer la criminalidad de sus conductas, pretendiendo sancionarlos con el régimen penal y carcelario de los adultos, y por otra parte, les desconocen aptitud para discernir entre diferentes propuestas electorales”.
Destaca el legislador que países como Brasil, Nicaragua y Cuba han consagrado el derecho de voto a partir de los 16 años, y que tanto en Gran Bretaña como en Francia han escandalizado a los sectores más conservadores de sus respectivos países con una reflexión sobre la utilidad y bondades de bajar la edad a partir de la cual se reconozca el derecho al sufragio. Lo mismo sucede en Canadá y en la Unión Europea donde ya existen debates promovidos por organizaciones de jóvenes que reclaman su derecho a votar.
Yoma está convencido de que la reforma fomentaría a que los partidos políticos incorporen en sus plataformas electorales proyectos dirigidos a los jóvenes, con la finalidad de comprometerse con este sector del electorado y captar así su voto. De aprobarse la propuesta, se estima que la misma alcanzaría a un millón y medio de jóvenes, que se agregarían al padrón electoral para los comicios del año próximo.
El mismo ha encontrado ya, un alto impacto en la opinión pública que en general se encuentra reticente al proyecto dado que bien sabido es el hecho de que pocos son los menores de 18 años que se interesan en la política, y aún menos son aquellos que entienden algo más de lo que sus padres dicen. Sin embargo, Yoma cree que el nivel de acceso a la información de hoy en día los habilita para formar una opinión al respecto.