La causa se originó a raíz de un control de tránsito en febrero de 2002, en la que Faust fue sometido al test de respiración arrojando un resultado de 0,13 alcohol en sangre. También dio una segunda prueba de respiración que demostró un contenido de alcohol de 0,09 por sobre los 0,08 límites.
Faust ya tenia antecedentes de conducción con alcohol en sangre por sobre los límites permitidos. A raíz de ello la policía resolvió tomar una muestra de sangre la que confirmó un por sobre los 0,08 permitido.
En primera instancia, la corte de ensayo concedió el recurso de Faust quien impugnó los resultados del análisis de sangre a raíz de que “no hay necesidad que justifique la realización de la prueba sin una autorización”, máxime habiéndose sometido previamente a la prueba de exhalación.
Sin embargo para el Tribunal Supremo de Wisconsin el personal policial tenía derecho a realizar la prueba puesto que él no puede predecir si la prueba de la respiración –las cuales dieron positivos en ambas oportunidades- serán luego encontradas confiable en Corte.