01 de Julio de 2024
Edición 6996 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 02/07/2024

In Voce

 
MUTATIS MUTANDI. Después del sonado pase de Borocotó desde las filas del PRO hacia las cálidas aguas del Frente para la Victoria, han habido numerosas y sorprendentes mutaciones. No han sido tan comentadas como la del conocido pediatra, en parte porque se trata de diputados más anónimos y en parte porque muchos piensan que pasarse desde las filas del duhaldismo hacia las del kirchnerismo no es demasiado grave. En rigor de verdad, ambas corrientes pertenecen al tronco común del justicialismo y los argentinos no somos tampoco tan exquisitos ni legalistas como para hacerle asco a semejante levedad. Lo cierto es que como 8 o 9 diputados elegidos en la sábana que arrastraba Chiche, pasaron como por un tubo hacia las filas oficialistas. La corriente migratoria pinta tan firme como los africanos que se desesperan por entrar a Europa o los cubanos que se tiran al agua para llegar a las costas de Miami. Lo preocupante de esto no es que los muchachos sean tan obvios de acomodarse en la vereda donde da mejor el sol, sino la poca bola que le dan a la voluntad del votante. Como todos sabemos, las leyes dan amplios argumentos para atacar a quienes hagan competencia desleal por las vías de la publicidad engañosa. Quien venda por ejemplo una simple licuadora valiéndose de datos falsos o inexactos en su publicidad, puede encontrarse en problemas. La ley 22.802, de Lealtad Comercial en su artículo 9º prohíbe cualquier clase de publicidad que mediante inexactitudes, imprecisiones u ocultamientos pueda inducir a error, engaño y/o confusión a los potenciales consumidores, respecto de las características, naturaleza, origen, calidad, precio, mezcla, y condiciones de comercialización de los bienes muebles, inmuebles o servicios. Una propaganda engañosa es un anuncio en el que el oferente retiene información que podría resultar engañosa para los consumidores. Una publicidad engañosa contiene afirmaciones u omisiones explícitas o implícitas que es posible que dirijan mal a un consumidor a realizar una compra. Pero por supuesto, esto no se aplica a la elección de un diputado o un senador, que una vez subido al cargo, puede obviar alegremente el mandato de sus votantes. Para nuestra peculiar escala de valores, es más importante comprar una licuadora que elegir un legislador. Mientras tanto, allí seguirán repartiendo panqueques en son de protesta los acólitos de Macri y seguirá Duhalde llorando las traiciones que él ayudó a gestar. Seguirán los gabinetes poblados de ex menemistas mutados en fervorosos oficialistas, y de ex aliancistas que juran y perjuran que nacieron de un repollo y que no se acercan a De la Rúa ni a 10.000 kilómetros de distancia. Seguirán nuestras futuras leyes en esas resbaladizas manos, las de los mutantes. Como ese borracho que caprichoso e incansable preguntaba “¿dónde está la vereda de enfrente?”, “enfrente compañero” le decían y presuroso se cruzaba enfrente para volver a hacer la misma pregunta una y otra vez. Nuestros políticos son así, odian estar en la vereda de enfrente de un presidente en la cumbre de su poder y odian estar en la misma vereda de un presidente cuando ya se está yendo y tiene las acciones en baja. Cosas de la vida. Tan inexorables como el frío en invierno y el calor en verano. Muchachos, la próxima que repartan panqueques, que sea con dulce de leche, así por lo menos nos damos un gustito a pesar de la dieta.

NO EXISTÍS. Dicen que los abogados no se llevan bien con la tecnología. Pero se pronostica que el mito va a derribarse cuando los letrados, como cualquier consumidor, reciban de un mismo cable televisión, telefonía e internet de banda ancha a un precio que no supera el costo individual de cualquiera de los tres servicios. Esa es la experiencia que están viviendo ahora los españoles de la mano de Telefónica con su producto Imagenio que amenaza con venir a la Argentina antes de su segundo centenario. Sin embargo con ese tan elevado espíritu de barrabrava que está cultivando la sociedad argentina, se estima que los actuales operadores en el mercado local de esos servicios le darán una cálida bienvenida. La convergencia llegó para quedarse. A los tradicionales combos de Cablevisión y Multicanal que suman TV e internet, se le agregan los dúos de I Plan y Telmex con telefonía + internet. Las históricas Telefónica y Telecom ya hace tiempo que incorporaron al menú el ADSL con sus marcas Speedy y Highway. Condimentemos con un poco de telefonía celular: Personal juega para Telecom, Movistar para Telefónica y CTI es del mismo dueño de Telmex, y agreguemos una pizquita de multimedios de comunicación (diario, radio, tv de aire y tv de cable). ¿Estamos todos, no? Como Punta en enero, ¿viste? Los canales de aire capitalinos mientras tanto ya parecen haber tomado posición con el arribo de la televisión digital cuando en plena antesala de las elecciones el gobierno les concedió muy graciosamente –aunque no es pare reírse- una suspensión por diez años de la posible concesión de la prórroga que por otros 10 años podría otorgárseles a los licenciatarios de los 4 canales privados. Toda una innovación doctrinaria en el derecho administrativo que no encuentra ningún antecedente en ningún libro. Pero los argentinos somos innovadores, no en vano inventamos la birome, el dulce de leche e hicimos primera transmisión de radio, ¿porqué no íbamos a darle un toque criollo a esto? Con un decreto que parece haber sido inspirado más en una ocurrencia de Chiche Gelblung que en el pensamiento doctrinario de Marienhoff, han logrado poner una pausa de una década, que pueden ser tranquilamente dos, antes de permitir que otro operador pueda imaginar la chance de ingresar en el mercado si es que le da el cuero. Con ese espíritu de libertad de mercado tan particularmente generoso por estos lares, con operadores que se muestran tan dispuestos a competir como ciclistas montados en bicicletas fijas, el aterrizaje de la televisión digital en la Argentina ya no es un tema apremiante para los patrones de la caja boba, que de bobos no tienen nada. El tema de la competencia es inherente al ser humano durante su proceso evolutivo: la competencia nos parece bárbara siempre y cuando ganemos fácil. ¿O no les gustaba a ustedes arrasar con las figuritas de los compañeritos de primaria? En momentos en que se pone el grito en el cielo por la cartelización de los supermercadistas, de los contratistas de obra pública, de las cementeras y de las petroleras, los canales de TV se la están llevando de arriba. Hacen como que compiten con sus estridentes espadas fashion, Susana, Tinelli y Suar pero por abajo lo intereses comerciales los tienen juntitos y sin sacar los pies del plato. Mucho zapping y pocas nueces. Mientras tanto sus primos hermanos, los cableros, también se llevaron un souvenir jurídico por parte de los representantes de la nueva política: les suspendieron por 15 años la obligación legal que tenían de poner bajo tierra la maraña de cables aéreos que adornan la ciudad de Buenos Aires. Una mano lava la otra y las dos lavan la cara. Libertad de mercado, libertad de expresión, libertad de prensa. Muchos se llenan la boca con la palabra libertad, pero parece que hoy por hoy Libertad es nada más que una calle y para colmo angosta, llena de autos y donde venden por buenos artículos de dudosa procedencia. Eso sí, casualmente queda a unas cuadras de Tribunales y muy cerquita del forro que cubrió hace pocos días el obelisco. ¿Lucha contra el Sida? Leamos entrelineas como tan bien sabía hacer Freud. Interpretemos a la manera de Sigmund y resignémonos al mensaje que nos transmitió alegremente el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con el auxilio económico de uno de los multimedios más nuevos pero no por eso menos influyente. Hace dos décadas al por entonces senador radical por Entre Ríos Ricardo Laferriere –una joven promesa por esas fechas- se le ocurrió hablar del derecho a replica en los medios. Seguramente nunca se va a olvidar (ni sus colegas tampoco) de las consecuencias que le trajo semejante valentía, por la que se “ganó” una condena a la pena de ostracismo mediático. Y aquí no hay defensa en juicio, doble instancia o juez natural. El juicio es sumario. Tan sumario que es casi instantáneo y de consecuencias fulminantes. Al por entonces entrerrianito lo condenaron al silencio. Durante mucho tiempo no tuvo ni aire ni centímetros en los medios. Disciplinar a los políticos que tocan temas molestos es muy fácil, yo no te publico y vos no existís. ¿Tá claro? ¿Y disciplinar a los jueces? De eso se encargan los políticos, con el nuevo Consejo de la Magistratura modelo 2006. ¡Brillante y savage! como diría Giordano.

NO TE REGISTRO. Grande fue la cara de sorpresa de la senadora Cristina Fernández de Kirchner cuando entendió de qué se trataba la propuesta de su par Ricardo Gómez Diez. Hace unos días –y casi fuera de la agenda de medios de comunicación nacionales- la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación aprobó un proyecto de ley para reducir el Consejo de la Magistratura a 13 sus actuales 20 miembros, entre otras modificaciones y derogar la estabilidad del Jurado de Enjuiciamiento, desalojando de paso, a los abogados que lo integran. Como oportunamente lo informáramos, la iniciativa es rotundamente rechazada por las ONG y asociaciones de abogados y jueces: ven que en esta reducción se viola el artículo 114 de la Constitución que pide un equilibrio en la integración del cuerpo entre legisladores, jueces, académicos y abogados. De los podados 13 miembros, 5 corresponderán al oficialismo: dos diputados, dos senadores y el representante del Poder Ejecutivo, así lo que se sospecha es que el creciente oficialismo podrá hacer y deshacer a piachere, remover a los jueces que se tornen molestos y nombrar a quienes pueda manejar con comodidad. Una pinturita. En este marco, el martes pasado la Comisión de Asuntos Constitucionales, presidida por Fernández de Kirchner, invitó a la Federación Argentina de Colegios de Abogados y la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional a que expongan sus opiniones sobre el proyecto. De mas está decir que la mayoría de los beneméritos senadores los escucharon con la atención que se le presta a una clase de física cuántica a las 3 de la mañana en una despedida de solteros. Luego de que las entidades gastaran saliva criticando los puntos con los que no están de acuerdo, el senador Gómez Diez dijo que el Consejo de la Magistratura había enviado una carta solicitando una audiencia para también dar su opinión, pero como desde la presidencia de la Comisión aún no le habían contestado pidió invitar al Consejo, del que él forma parte, ya que “valía la pena escuchar la experiencia” de los protagonistas. “Es absolutamente improcedente” dijo Cristina. Sarcásticamente explicó que ya habían escuchado a los abogados y los jueces y que si los invitaban estarían creando “una tercera categoría que son los consejeros”. Demás está decir que la muy disciplinada comisión rechazó rotundamente la moción de Gómez Diez. Sólo la apoyó el senador chubutense (UCR) Norberto Massoni, más solo que Bush en el cumpleaños de Bin Laden. Pero no todas las puertas del Senado están cerradas para el Consejo. En el plenario del cuerpo, donde los consejeros al igual que en su anterior reunión volvieron a cargar contra el proyecto y la decisión de Cristina de no escucharlos, Gómez Diez hizo llegar una nota del senador radical Jorge Agúndez, presidente de la Comisión de Justicia y Asuntos Penales del Senado, invitando al Consejo a dar su opinión. Sin embargo, no todos en el cuerpo están en contra. Los senadores oficialistas Miguel Ángel Pichetto, jefe del bloque del PJ en la Cámara Alta, y el ahora embajador argentino en México, Jorge Yoma, apoyan obviamente la iniciativa. Llamativamente -o no- ni el riojano ni el rionegrino por adopción, estuvieron en las dos últimas reuniones plenarias del Consejo donde se criticó el proyecto. Tal vez previeron que en el debate iban a ser minoría y prefirieron replegarse, receta altamente recomendada cuando se sabe que el horno no está para bollos. Mientras tanto, el consejero Eduardo Orio tuvo, parece ser, el tupé de pedirle una audiencia a la primera ciudadana para tratar tan delicado tema. La respuesta –o mejor dicho, la pregunta- de la Sra. de Kirchner irritó como jugo de limón sobre un ojo abierto: ¿Quién es ese Orio? Como diría Moria: “no te registro”.



alejandro s. williams / dju
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