04 de Noviembre de 2024
Edición 7084 ISSN 1667-8486
Próxima Actualización: 05/11/2024

In Voce

 
GOL DE CHILENA PARA RIGHI. La reforma del Código Procesal Penal, verdadero manual de instrucciones sobre cómo deben hacerse las investigaciones penales y sus juicios, anota un poroto político hacia el fortalecimiento del Ministerio Público Fiscal. La idea, no es nueva. En septiembre de 2005, nuestros siempre fieles lectores, pudieron leer en esta misma columna el comentario titulado “SUPER BEBE” . En un anticipo casi profético contábamos como los fiscales iban a tomar la manija de los procesos penales a la luz de la influencia del sistema chileno. Tanta comisión y tantos estudiosos para llegar a la misma conclusión que hace dos años. Hasta ahora los fiscales tenían el poder de pedir y protestar, pero nunca de decidir. Ahora se daría vuelta la tortilla. Tendrán el poder pero también la obligación. Ser dueños del criterio de oportunidad para el progreso de las acciones penales, es tener la llave que le permite decidir si un asunto debe convertirse en causa penal o en simple papel picado para el partido del domingo. Quien seguramente se perderá el festín que tanto ha estado esperando, será Carlos Stornelli, eterno reclamador de acción en el fuero federal. Con el traje ya puesto de superjefe de seguridad de la futura administración Scioli, tendrá a su cargo el ejército de la policía más numerosa del país. Lo que desvela al mediático fiscal son dos temas de su futura agenda: si podrá dejar la puerta abierta, para volver a la Justicia, luego de su paso por el gabinete provincial y quiénes serán sus colaboradores durante la gestión que se avecina. En este nuevo esquema de fiscales con responsabilidad jurisdiccional, Righi deberá quizá está pensando en tomar a pie juntillas la opinión de Lorenzetti. Para él los que se van a la política, tienen que renunciar al Poder Judicial. No es viable tener un pie en cada orilla. No sería sano para el sistema. La permisividad de antaño, con casos como el de Quantín y Campagnoli, no tiene demasiado espacio con las novedades que se trae la reforma. El tema de sus colaboradores, tampoco transita por los carriles esperados por el fiscal. Según versiones periodísticas, Alberto Fernández, habría vetado a un hombre de su máxima confianza, el también fiscal Paul Starc, que iba a desempeñarse como su virtual segundo. Otra de sus manos derechas (la más derecha de las dos), el fiscal Martín López Perrando, tampoco sería del paladar del influyente poder central. Sus postulados a favor de la mano dura, vía “tolerancia cero”, abrevada directamente de su encuentro con Rudolf Giuliani, tornarían poco viable el placet que debe otorgar el gobierno K para permitirle abordar la motonave bonaerense. Quienes conocen el carácter tano del fiscal no se imaginan cómo podrá soportar tantas afrentas juntas. Hace un par de meses, tuvo que aguantarse en silencio un decreto “dedicado” por el tema Skanska, y ahora deberá someter la elección de sus principales lanceros a la voluntad del príncipe. Too much.

SALTA, SALTA, SALTA… La Justicia está buscando su norte. Será por eso que, primero los jueces y unas semanas después los abogados de todo el país, tuvieron su Conferencia Nacional en Salta. Una tras de otra, y con la repetida presencia de Lorenzetti, las dos medias naranjas de la Justicia: jueces y abogados se dieron cita para reflexionar sobre la praxis judicial. Los letrados de ambos lados del mostrador parecen haber tomado la idea de acercarse en serio a la gente en vez de mantener la vieja postura de sacarse a la gente de encima (sean justiciables, clientes, periodistas o colegas). El presidente de la Corte con su carencia de prosapia judicial (no es de la familia), parece que tiene bien fresco su pasado reciente como abogado en ejercicio y está dispuesto a aprovechar tal circunstancia. Atrás quedó la vieja postura que piensa que el abogado tiene que defenderse del juez, el juez que tiene que cuidarse de los periodistas, la gente que defenestra a la Justicia porque no entiende los fallos y que piensa al abogado enredado en el viejo cliché del ave negra. El modelo de Lorenzetti es más plural. Entiende que se trata de funciones y tareas complementarias y no de compartimentos estancos. El justiciable, el abogado, el juez y el periodista forman parte de un sistema que se retroalimenta y que merece un espacio de interacción. Pero todavía hay mucho por resolver. Del dicho al hecho todavía falta un buen trecho, pero el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y el presidente de la FACA, Carlos Andreucci ya empezaron a hacer los primeros kilómetros. Un párrafo aparte merecen los abogados porteños que muy lejos de Salta (por distancia y por espíritu) estaban protagonizando un bochornoso episodio en la sede del Colego Público de Abogados de la Capital Federal. En ocasión de la discusión del presupuesto 2008, los ánimos se caldearon más de la cuenta y hubo intercambio de improperios y acusaciones varios entre facciones rivales. El climax del episodio lo dio la tapa de La Nación que contó como el presidente del CPACF, Jorge Rizzo, habría hecho el saludo nazi en plena Asamblea para denostar a algunos de sus oponentes. A pesar de la desmentida del protagonista del hecho en cuestión, el INADI de la mano de María José Lubertino decidió de oficio tomar cartas en el asunto tratando de poner negro sobre blanco. Mientras los abogados de todo el país –de la mano del lúcido Andreucci- planeaban cómo poder empezar a ejercer en los países del MERCOSUR, los porteños continuaban lastimosamente pegados al tema de la caja previsional de abogados local. De hecho el rizzismo atribuía la versión sobre el saludo nazi, a la lucha para que CASSABA dejara de ser obligatoria. Se decían víctimas de una operación de los cassabistas y juraban que Rizzo tenía varios amigos judíos. Quienes se oponen igualmente a la Caja que al polémico presidente del CPACF (la tercera posición), no ven la hora de que le Legislatura la declare optativa. Si ello sucede Rizzo deberá festejar una trabajosa victoria “a lo Pirro”. Se podrá adjudicar el triunfo contra CASSABA, pero perderá la más potente bandera de su plataforma. El enfrentamiento contra la obligatoriedad de la Caja era la nave insignia de su fatigosa lucha contra el sistema de poder que en forma de carrousell parecía haberse anquilosado en la casa de los abogados porteños. El efecto Katrina que se congratulaba haber generado Rizzo contra la histórica rosca dirigencial, hoy se convirtió en una tormenta tropical, con pronóstico de pasar a ser tan solo una molesta llovizna si CASSABA deja de ser el enemigo a vencer. Pero como dicen los orientales, toda crisis es una oportunidad. Para el flemático presidente del CPACF es la oportunidad encontrar una razón de ser de su gestión que sea superadora de la encarnizada y enceguecida oposición a CASSABA. Si no la encuentra irá perdiendo votos y apoyos a una velocidad que ni él mismo imagina. Para los defensores de la Caja, es una buena oportunidad para lograr adherentes, no a fuerza de obligatoriedades sino por las bondades que va a tener que demostrar el sistema. De los aportes nadie zafa, será a una AFJP, será al Estado o será a CASSABA. Con una clientela cautiva, el superavit era pan comido, pero con las reglas del mercado, la solidaridad previsional en caja propia puede resultar tan sólo un slogan de campaña. Los abogados porteños tienen la palabra.



alejandro s. williams / dju
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