El chofer del vehículo, un efectivo de la Policía Federal, pudo controlar la unidad y los ocupantes sólo sufrieron contusiones leves. El fiscal efectuó una denuncia–que recayó en el juzgado correccional a cargo de Fernando Pigni- para que se determine “la responsabilidad de los funcionarios policiales encargados no sólo de mi custodia, sino la de los otros fiscales”, explicó Barbaccia a Diariojudicial.com.
Además, el adjunto a la Fiscalía Federal 9 reclamó la realización del un peritaje sobre el vehículo “para confirmar si se trató de una falla de mantenimiento. Es la única forma de descartar cualquier sospecha de atentado”, explicó.
Después del susto, Barbaccia no ocultó su enojo. “Si hubiera sucedido minutos antes, cuando transitábamos a 100 kilómetros por hora por la Panamericana, no la contábamos”, aseguró. Y explicó que ya envió cuatro notas, tres al entonces jefe de la Policía Federal, comisario Rubén Santos y una al ex ministro de Interior Ramón Mestre, advirtiendo sobre el mal estado del vehículo asignado.
Barbaccia confirmó que nunca tuvo respuestas a sus reclamos. Aunque el mal estado del auto era evidente. “Los vidrios de las ventanas no podían bajarse y en ocasiones los gases del escape se metían en la cabina”, relató.
Aunque nunca la reclamaron, los fiscales de la causa AMIA tienen custodia de la Policía Federal desde pocos días después del atentado, por orden del entonces Jefe de la fuerza, el comisario general Adrián Pelacchi.
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