En Italia planean “evaluar” a los inmigrantes en base a su voluntad de integración. La medida, anunciada por los ministros de Interior y de Trabajo del país, prevé la realización de exámenes a los que llegan de afuera para lograr la residencia.
En Italia, los ministros de Interior, Roberto Maroni, y el de Trabajo, Maurizio Sacconi, anunciaron que lanzarán un carnet de residencia, por puntos, por medio del cual los inmigrantes, tras la realización de exámenes, podrán lograr la residencia.
Se trata de la última innovación en materia xenófoba por parte del gobierno de Silvio Berlusconi, y se enmarca en lo que se denomina “acuerdo de integración”. El permiso de residencia por puntos pretende “evaluar y garantizar” la voluntad de integración de los extranjeros.
De esta manera, los extranjeros deberán superar diversas pruebas y exámenes en dos años para residir legalmente en el país. Entre los requisitos que se les imponen se encuentra demostrar que saben italiano, la Constitución y reglas cívicas, escolarización de los hijos y tener al día el pago de impuestos.
Con ello, los extranjeros deben llegar a una puntuación de 30 como mínimo en esas pruebas. No obstante, los puntos se restarán si los aspirantes infringen el Código Penal, si no llevan a sus hijos al colegio, si no acreditan un contrato transparente de alquiler en una vivienda digna o si no han obtenido la tarjeta sanitaria de la Seguridad Social. Quienes no aprueben la puntuación tendrán un año para recuperar, y estarán suspendidos. Y si vuelven a “reprobar” serán expulsados.
Para el gobierno aquel inmigrante que no alcance los 30 puntos no habrá respetado el “acuerdo de integración” con el Estado. Ya que, como dijo a medios locales el ministro Maroni: “Yo te digo lo que tienes que hacer para integrarte. Si lo haces, te doy el permiso, si no lo haces, significa que no te quieres integrar”.
No es nueva la inclinación xenófoba del gobierno italiano, en julio del año pasado, el parlamento de ese país aprobó una serie de medidas de “seguridad” entre las que se establece a la inmigración ilegal como delito, con multas de cinco mil a diez mil euros. Asimismo se crearon “patrullas civiles” par ayudar a la policía.
“Ser extranjero en Italia significa ser objeto de una escandalosa lotería social cuyos jueces hacen trampas desde la salida. Somos el país más xenófobo de Europa, felicidades a los ministros”, expresó el diputado del Partido Demócrata (PD) Gian Claudio Bressa.
Por el momento es un proyecto, pero los medios italianos sostienen desea tener a la brevedad preparado el decreto ley que introducirá esta nueva modalidad para renovar el permiso de residencia.