Al cierre de las “Jornadas sobre Narcotráfico y Delitos Asociados” quedó instalado el debate acerca de cuál debería ser el modelo a seguir por parte del Estado, en relación a posible creación de una agencia gubernamental contra el tráfico de drogas. Aguinsky propuso no seguir el modelo.
Pero ayer, al cierre de las “Jornadas sobre Narcotráfico y Delitos Asociados” que tuvieron lugar en el Salón San Martín de la Legislatura porteña, se escuchó una voz disonante con respecto a esos proyectos.
El juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky, decano del fuero, argumentó que la centralización en una sola agencia federal de todos los recursos, no sería la mejor opción estratégica.
“Actualmente existen cinco fuerzas federales con secciones que trabajan contra el tráfico de drogas: Policía Federal, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Gendarmería, Prefectura Naval y la Aduana. Muchas veces pasa que a una le falta un móvil, otra no tiene nafta, le falta personal y a otra no le funciona el fax".
"Entonces aparecería como sensato establecer una organización común y equilibrar los recursos de unos y otros para optimizar sus presupuestos. Pero eso significaría generar una nueva estructura independiente con una única cadena de mandos de orden piramidal con un jefe a la cabeza. Es lo que se reconoce en este esquema de mando unificado como la consagración de un “Zar antidrogas”. Considero que una estructura así para la Argentina no resulta conveniente, dada la experiencia de creciente corrupción en las fuerzas, como en los recientes casos en las provincias de Santa Fe y Buenos Aires", reflexionó el juez.
Agregó que “la actuación de cinco fuerzas contra el narcotráfico permite sostener la idoneidad de cada fuerza en su especialidad, ya que la droga no sólo se mueve por todos los medios posibles, sino que genera delitos conexos que también son de alta preocupación y no justificaría la creación de una agencia por cada uno de ellos. El conjunto de delitos que nacen desde el narcotráfico tienden incluso, con el tiempo, a ser mas graves que la circulación de estupefacientes. Así lo indica la experiencia mundial en el estudio de las bandas del crimen organizado."
El sistema de múltiples competencias permite que nadie tenga el control total y todos puedan ser monitoreados con un control cruzado. La posibilidad de que “se pisen los callos” entre las distintas fuerzas a veces es una garantía de tranquilidad para la ciudadanía”.
Aguinsky propuso adoptar un sistema como el español, “donde conviven la Guardia Civil y la Policía Nacional, nucleados para los casos de tráfico de drogas, entre otros, a través del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO), que tiene a cargo la planificación estratégica en la lucha contra todo tipo de delincuencia organizada y lo más importante, la coordinación operativa de las dos policías en los supuestos de coincidencia o superposición en las investigaciones.
Se aprovechan las potencialidades existentes de las fuerzas, sumadas a las policías provinciales, con control cruzado y supervisión de un órgano gubernamental que puede ser con autoridades civiles o policiales, o ambas. La cuestión no pasa por crear una nueva estructura sino de hacer mejor las cosas con todo lo que tenemos”, afirmó el juez.