En lugar de pedirle que cambiara la moneda y caso cerrado, el empleado del ferrocarril, Mauricio Fabián Goya, le recriminó de mala manera que le había dado una moneda “trucha”. Esto originó una discusión que terminó con la intervención de la Policía Federal.
En lugar de limitarse a calmar los ánimos, los uniformados –en presencia de dos testigos- le leyeron los derechos a Núñez, lo detuvieron y secuestraron el “cuerpo del delito”, la dichosa moneda, igual a las muchas que ya dieron lugar a un deporte nacional: el “cómo me saco de encima esto”.
Y los policías fueron aún más lejos: comunicaron el hecho al juez Bonadío –la falsificación de moneda es un delito federal- quien a través de su secretario, Diego Agüero dispuso la inmediata libertad de Núñez.
También, el juez ordenó el archivo de las actuaciones, lo que no evitó que la causa acumulara 15 fojas, incluyendo la declaración de los policías y los testigos del secuestro de la moneda en cuestión.
“Una sola hoja del papel usado costaba más que el cuerpo deldelito”, decían irónicos en el tribunal, al tiempo que se preguntaban si la justicia no puede encontrar “otras formas de resolución de los conflictos que evite poner en marcha el aparato jurisdiccional” ante hechos tan menores.
Así es como hoy se formalizó el envío al archivo de las 15 fojas. Entre ellas, en un prolijo sobrecito de nylon, consta la moneda en cuestión, pálida y demasiado liviana, igual a la que acaba de darle el taxista, caro lector.