Un informe realizado por la Fiscalía Departamental de Bahía Blanca arrojó que en el último año se triplicaron las denuncias por delitos informáticos. La mayoría de ellas fueron por la producción, facilitación o divulgación de pornografía infantil.
La Fiscalía Departamental de Bahía Blanca informó que en el último año se triplicaron las denuncias por ciberdelito. Exactamente, se iniciaron 93 denuncias, de las cuales 38 estaban vinculadas a la difusión de pornografía infantil, y 27 con la captación por medios tecnológicos de menores con fines sexuales (grooming).
Frente a ese panorama, Gustavo Sain, especialista en cibercrimen, profesor de la Universidad de Quilmes, y asesor en el tema del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación expresó que "no existe una definición universal para el término, aunque en líneas generales se describe de esa manera al hecho ilícito en el que se utiliza un dispositivo informático como medio para cometer un delito o como fin del mismo".
Agregó que “esta ambigüedad conceptual hace que no aparezcan claramente delimitados los alcances de lo que es un delito informático y esto se traduce en que, en algunas ocasiones, tanto fiscalías como unidades policiales especializadas superponen sus funciones”.
Actualmente existe un bajo número de denuncias frente a este tipo de delitos y, según Sain, esto se debe a varios factores, como "el desconocimiento de un usuario de que está siendo víctima de un delito informático, cuando por ejemplo su computadora es parte de una botnet (red robot de computadoras que actúan en forma concertada para el envío masivo de correos o sistemas de mensajería para la obtención de claves), sin que lo perciba, o tiene alojado un archivo espía en la máquina o el celular. También se encuentra el derrotero de muchas personas que no los denuncian por considerar que resulta imposible llegar a los responsables a partir del anonimato que ofrece Internet y la posibilidad de crear identidades ficticias”.
"También existen resoluciones administrativas que ofrecen los proveedores de servicio de Internet frente a hechos ilegales, cuando por ejemplo a un usuario le hackean su mail o cuentas de Facebook o Twitter. Lo mismo ocurre cuando un hacker utiliza una tarjeta de crédito o ingresa en una cuenta para robar dinero. En esos casos, las empresas o la entidad bancaria reparan lo ocurrido y el caso no llega a la justicia”, explicó el experto.
Finalmente, Sain resaltó que existen maneras de protegerse de este tipo de delitos, como tener nuestros dispositivos con antivirus y antispyware actualizados, descargar con cuidado archivos adjuntos de mails, chats o sistemas de mensajería y no ingresar en Home Banking ni realizar operaciones donde se indique el número de tarjeta de crédito o cuenta bancaria en ciber, locutorios o redes de wifi de bares o restaurantes.