Beraja estuvo más de cuatro horas en el juzgado, y declaró ante la atenta mirada de los abogados querellantes (en esta causa hay cinco querellas: DAIA y AMIA, Memoria Activa, Juan José Ribelli, Irineo Leal y Carlos Telleldín), que ahondaron en el papel que el ex dirigente comunitario jugó en los primeros años de la investigación, todavía al frente de una de las instituciones atacadas.
“Esto es una distracción lamentable, porque todo el esfuerzo hay que ponerlo en la causa principal”, dijo Beraja al retirarse de los tribunales, en referencia a la declaración que había prestado hasta minutos antes.
En declaraciones a Diariojudicial.com, Beraja recordó que en la época en que fue presidente de la DAIA mantuvo reuniones con funcionarios de distintos servicios de inteligencia, entre ellos el Mossad, donde le explicaron que en atentados como el ocurrido contra la AMIA los grupos que intervienen en su consumación, “hacen dos tipos de inteligencia: una inteligencia anterior y una posterior al atentado. La inteligencia anterior es para determinar como realizar el atentado. En cambio, la inteligencia posterior es para obstaculizar o desprestigiar la investigación del atentado, de manera tal que, si se llega a dictar un fallo y a condenar a alguien, la sociedad quede llena de dudas acerca de si se hizo justicia o simplemente se buscó un chivo expiatorio”.
Sin embargo, seguidamente admitió que la declaración había sido “productiva” porque por su posición dirigencial tenía cosas para decir. “Conozco hechos que protagonicé, que pueden ser útiles”, dijo Beraja. Entre estos hechos, estarían los encuentros de los que participó previo al giro sustancial que dio la causa cuando Telleldín señaló a policías bonaerenses como los destinatarios de la camioneta que había doblado, cuyo motor aparece luego bajo los escombros de la AMIA.
La abogada de la DAIA, Marta Nercellas, dijo tras la declaración que Beraja “explicó que conocía las tratativas” por el libro que Telleldín pretendía escribir son su versión de los hechos y que lo supo “a través de dos charlas con (Víctor) Stinfale”, uno de los abogados del enano.
Esas charlas se produjeron en el estudio de Beraja primero, y en el mismo juzgado después, en una reunión pedida por Telleldín porque “tenía datos para aportar”, según recordó Beraja en su declaración.
Beraja contó también que esa reunión fue “poco fructífera”, porque Telleldín se limitó a referir su temor ante represalias contra su familia si el hablaba. Según refirieron fuentes presentes en la declaración de hoy, Beraja contó que la DAIA se ofreció a gestionar ante el gobierno el resguardo a los familiares de Telleldín, quien quería llegado el caso, que su familia se mudara a Uruguay.
Las fuentes precisaron además que Beraja contó que él mismo trató de lograr la colaboración de la cúpula de la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la investigación del atentado, luego de criticar la falta de respuestas en el primer aniversario del ataque, el 18 de julio de 1995.
“Beraja contó que se reunió con (el jefe de la bonaerense Pedro) Klocdzyc en La Plata y allí mismo el jefe policial llamó a (Adrían) Pelacchi, por esa época jefe de la Policía Federal. “Después de esa reunión, Klocdzyc designó a (el comisario Ramón) Verón y (el comisario Ángel) Salguero, para colaborar con la investigación”, explicó la fuente.
Otro de los abogados presentes en la testimonial, José Manuel Ubeira, quien representa a Juan José Ribelli, dijo en cambio que la declaración de Beraja “no aportó demasiado”. Pero a la vez destacó como “lo más importante” de las cuatro horas largas de audiencia que -estimó- “quedó claro que la SIDE y la Policía Federal decidieron ir contra la Policía Bonaerense”, en la investigación.
Ribelli viene sosteniendo, en particular desde el comienzo del juicio oral, que la imputación contra él, sus hombres y otros bonaerenses es una “operación política” en la que incluyó desde las máximas autoridades del poder político hasta los investigadores de la causa.
Luego de Beraja, esta semana declararán varios agentes de la inteligencia y también un ex compañero de Ribelli, Juan Carlos Nicolau. Este testimonio fue pedido por el abogado del ex comisario para determinar si Nicolau, que comprometió seriamente a su ex camarada en presuntos hechos de corrupción policial, fue presionado antes de declarar.
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