En Necochea, un hombre atropelló y mató a una mujer y la justicia le redujo la pena porque la familia de la víctima lo perdonó en pleno juicio.
El Juzgado Correccional 1 de Necochea, a cargo de Mario Juliano, le redujo la pena a un hombre que en 2015 atropelló y mató a una jubilada porque en pleno juicio los hijos de la víctima lo perdonaron y se fundieron en un abrazo con él.
Debido a que el acusado no paraba de llorar y aceptar su culpabilidad, el magistrado decidió ir a un cuarto intermedio y acordó con las partes un juicio abreviado con una pena de tres años de prisión de ejecución condicional y una prohibición de manejar por el mismo tiempo, en vez de los cinco años que iba a recibir el imputado.
El fallo invita a los jueces a a pensar sus intervenciones en algunos procesos judiciales, "pensar humana y humildemente qué y cómo podemos aportar para canalizar la angustia y redefinir esas desavenencias en la mejor dirección posible junto a las personas interesadas".
"No todos los enfrentamientos humanos de gravedad que alimentan nuestra tarea cotidiana pueden o deben ser resueltos o cerrados. Estas cuestiones involucran dolor, miedos, enojos, deseos de venganza y toda una serie de emociones confusas. La insondable complejidad de esas emociones difícilmente sea abarcada a través de nuestras soluciones, que suelen ser binarias, limitadas, definidas con anterioridad y cierta abstracción", expresó Juliano.
Al final del juicio, el magistrado tomó la palabra y le pidió disculpas a los involucrados porque el proceso duró casi cinco años de duración "sin que exista ninguna justificación razonable ni reproches particulares para hacer". También les agradeció el gesto que tuvieron.
Para el juez de Necochea, "aun cuando el temor, el enojo y la evasión pueden ser las reacciones habituales, un pedido genuino de perdón, la manifestación evidente del dolor por el daño causado que quizá describe cierta empatía con el sufrimiento ajeno, lograron tender un puente que concluyó en una aceptación del pedido de disculpas, un abrazo, y un acuerdo para cerrar el proceso. El dolor seguramente acompañará a estas personas el resto de sus vidas, pero lograron apropiarse de su conflicto y recuperar el protagonismo para pensar modos de transitarlo y canalizar sus expectativas".
El fallo invita a los jueces a a pensar sus intervenciones en algunos procesos judiciales, "pensar humana y humildemente qué y cómo podemos aportar para canalizar la angustia y redefinir esas desavenencias en la mejor dirección posible junto a las personas interesadas".