Existen 26 juzgados desde el año 1973, cuando ingresaban menos de 5 causas por día a cada secretaría. Con la puesta en marcha del plan de convertibilidad, el ingreso de causas sufrió una progresión geométrica. Desde 1991, cuando ingresaron 20.000 causas, hasta el año pasado, los expedientes superaron el número 150.000. Esta situación se agravó, aún más, con los 35 nuevos expedientes ingresados por secretaría cada día durante el reciente mes de febrero.
El aumento del índices de entrada de expedientes coincide con los momentos de recesión económica. Así se produjo un record posterior al efecto “tequila”, en 1995. La devaluación del Real de enero de 1999, provocó una nueva avalancha de casos durante todo el último año. Los 23 meses consecutivos de recesión económica no permiten prever que la situación se modifique.
Mientras se mantiene la dura recesión económica que agobia a la pequeña y mediana empresa, el fuero mantiene la misma planta de personal. Es más, se sigue prestando el mismo servicio pese a que existen varios juzgados vacantes. Recientemente, se debió recurrir al retorno de un juez jubilado para afrontar la compleja causa del Banco Extrader. Esta situación generó que algunos jueces comiencen a recopilar información y elevar un reclamo a la Cámara.
El fuero mantiene su funcionamiento gracias a la presencia de los meritorios (cuatro por cada juzgado), quienes tienen la responsabilidad de atender las mesas de entradas. Ellos colaboran de forma gratuita con los juzgados, sin obra social, y sin que se les reconozca antigüedad. Así se tornan en la variable de ajuste de un sistema colapsado.
Voceros del fuero se refirieron también sobre la extensión del horario laboral “esta se da de hecho, los empleados trabajan por la tarde. La situación no se blanquea para no tener que afrontar una serie de acuerdos gremiales como el refrigerio o la vianda”, afirmaron.
Otro de los problemas es la falta de lugar para guardar expedientes. El archivo no recibe más, por que se encuentra saturado. Se creó un archivo precario en Comodoro Py, donde los expedientes no tienen custodia. Tampoco existe un control sobre las contrataciones realizadas. Trabajos que quedan sin hacer o mal terminados no cuentan con respuesta de las empresas responsables.
El sistema de consultas a través de la Internet, implementado a fines del año pasado, solo cuenta con información de parte de los juzgados del fuero. La disparidad se refleja en que mientras algunos están en red en otros existen problemas con la instalación eléctrica y se despacha a mano. Además la compra de maquinaria informática, acarrea una demora de dos años desde el pedido de presupuestos hasta la entrega de la mercadería. Así el equipamiento se torna obsoleto antes de ser utilizado.
Una de las medidas para paliar la situación fue la creación de las cuatro secretarias de ejecución. Para que este intento funcione, según los magistrados es necesario dotarlo de recursos.
Remarcan los magistrados que en este contexto el perjudicado finalmente es el litigante. Y para lograr cambios estructurales es necesario realizar un estudio serio desde el Ministerio de Justicia acerca de cuantas causas puede atender un juzgado comercial.
Cómo una muestra de esta situación, las fuentes consultadas ejemplifican con lo siguiente: “¿Cuantas personas intervienen para cambiar una lámpara de luz?”, se preguntan y se responden al mismo tiempo: “todo se inicia con un oficio firmado por el juez, y luego de obtener otras 6 firmas necesarias una octava persona finalmente realiza el recambio.” Este exceso de centralización y la demora que acarrea, es un detalle más en el largo listado de reclamos de los jueces comerciales que saldrán a la luz en los próximos días.