En este sentido, se señaló que la resolución dictada estaba frenada desde fines de abril debido a la oposición de Washington que finalmente adhirió a la misma luego de que se elimine una sujeción de tales conductas criminales a la competencia de la Corte Penal Internacional, organismo al cual Estados Unidos se opone enérgicamente.
El atentado a la sede de la ONU en Bagdad finalmente terminó con las idas y vueltas, porque esta resolución sería la protección para el personal de la ONU y de las misiones humanitarias. En efecto se llegó a un acuerdo sobre la resolución por una votación de 15 votos a favor y ninguno en contra.
Washington había manifestado anteriormente el temor de que esa declaración abriera el camino para procesar a supuestos pacificadores y funcionarios estadounidenses ante el tribunal, y por ello Estados Unidos se opuso enérgicamente a la votación del borrador original, que consideraba a los ataques contra el personal humanitario y los pacificadores un crimen de guerra sujeto a la Corte Penal Internacional.
En tanto el secretario general de la ONU, Kofi Annan, propuso una decisión unánime antes de la votación ya que entendió qua era urgente la necesidad de proteger "la seguridad de esos hombres y mujeres valientes" que trabajan en zonas peligrosas, que se tornaron aún más riesgosas con las recientes intervenciones internacionales.
Al respecto, Kofi Annan agregó que es inaceptable permitir que los trabajadores humanitarios internacionales siguieran siendo "blancos fáciles", y advirtió que quienes siguieran postergando la resolución debían captar el mensaje de que "la impunidad para semejantes crímenes no podía seguir".