El episodio, que ocurrió en los primeros minutos del jueves, mientras en el recinto se leía la extensa acusación de la Cámara de Diputados contra Moliné, recordó la escandalosa aparición del “diputrucho” en una sesión de la cámara Baja, en 1992 y abrió un vendaval de suspicacias ante la posibilidad que se tratara de una “maniobra” para invalidar el proceso de juicio al cuestionado miembro de la Corte Suprema.
Fuentes judiciales confirmaron que la denuncia ingresó por el Juzgado Federal 10 el viernes a la noche y de allí se la envió a sorteo en la Cámara Federal, recayendo en manos del juez Jorge Luis Ballestero.
Las fuentes indicaron que la denuncia fue radicada por la misma presidencia del Senado, y adelantaron que podría quedar caratulada como infracción al artículo 241 del Código Penal que prevé penas de prisión “de quince días a seis meses”, para el que “perturbare el orden en las sesiones de los cuerpos legislativos nacionales o provinciales, en las audiencias de los tribunales de justicia o dondequiera que una autoridad esté ejerciendo sus funciones”.