DO NOT CALL. Así se llama la nueva lista VIP en donde millones de norteamericanos pretenden aparecer para lograr el “sueño del pibe”, que no los llamen los telemarketers. Lo que para Argentina puede parecer una excentricidad, para Estados Unidos es el tema del momento. Una vez mas entró en escena la historica tension entre el derecho a la privacidad versus el de la libertad de expresión. El debate no es menor porque se trata nada menos que de un conflicto made in USA que dentro de unos años se va a exportar a nuestros periféricos países. En el reino donde todo se compra y se vende al ritmo de la respiración, la pelea ya involucró al mejor modo criollo a los jueces el Ejecutivo y el Congreso, pero como en todos lados, la ùltima palabra la tiene la Corte. El gobierno en pleno periodo de primarias al ver el creciente descontento de la gente cansada de recibir llamadas de persuasivos vendedores, sacó de la manga una disposicion por el cual habilitaba un registro de “inllamables” que vedaba obligatoriamente a las empresas de márketing telefónico la posibilidad de llamar a los consumidores que en ella se anotaran. Las empresas de telemárketers acudieron a la justicia argumentando que la polémica lista violaba su libertad de expresión y la libertad de ofrecer libremente los bienes y servicios que comercializan. En esta semana que pasó, por segunda vez, la justicia hizo lugar al reclamo de las empresas diciendo que la disposición gubernamental era inconstitucional. Rápidamente el Congreso desempolvó un trámite parlamentario que llevaba una discusión de vieja data, alineándose rápidamente con el gobierno y tratando de reflejar en una ley el reclamo de los ciudadanos que insistentemente dicen “no quiero que me llamen más”.
INTERMINABLE. Resulta la serie de juicios que se vienen llevando a cabo contra las tabacaleras, devenidas en el puchinball preferido de los avezados abogados del país del norte. Por estos dias se ventila el curioso caso de una azafata que demandó a la empresa Phillip Morris aduciendo que cada vez que se inclinaba sobre un pasajero del área fumador para servir o retirar la bandeja del refrigerio, inhalaba involuntariamente el humo exhalado por cada viajante y su cigarrillo. Al mejor estilo de serie americana, el abogado hizo traer una fila completa de asientos que colocó de frente al jurado para gráfica la humeante situación. La creatividad de los demandantes parece no tener límites, sobre todo cuando se está frente a un grupo de personas a las que es imprescindible impresionar desde lo emotivo. El cigarrillo ha sido y es un arma impropia para muertes a plazo fijo y variable. La cuestión es ver hasta dónde llega el piolín que la justicia está dispuesta a dar. En la Argentina el tema todavía se ve con cierta frivolidad, quizá debido a que la justicia todavia no pudo dar respuestas a temas centrales de la vida del país y la gente piensa que estos temas son “una sutileza”. De todos modos, las tabacaleras parecen tener las espaldas anchas.
EN ASCENSO. Se muestra el termómetro de la pelea entre la juez María Servini de Cubría y el pleno de la Cámara Federal, luego que este tribunal decidiera abrir un sumario contra la titular del Juzgado Federal 1 por sus idas y vueltas en torno a la “mega-causa” por los crímenes del Primer Cuerpo del Ejército. El viernes, la juez se acercó a la mesa de entradas del Consejo de la Magistratura y subió la apuesta: pidió que la investigue directamente el organismo colegiado y no la Cámara Federal, porque, argumentó, en el segundo piso de Comodoro Py 2002 no la quieren escuchar. “Pedí una entrevista para que me escucharan antes de tomar una decisión, pero no me atendieron”, dicen que repite una y otra vez la juez, mascullando su bronca ante la indiferencia de su tribunal superior. Pero en verdad, DiarioJudicial.Com pudo saber que la bronca tiene, además, otros condimentos. Es que luego que la causa del Primer Cuerpo terminara en el Juzgado Federal 3, a cargo transitoriamente del juez Juan José Galeano, la Cámara resolvió sacarle el turno (es decir, el ingreso de nuevas causas) a ese juzgado hasta fin de año, para que dedique tiempo y esfuerzo a instruir esta causa, algo parecido a lo que pasó en su momento con el Juzgado Federal 9 y la causa AMIA. La pregunta entonces es: ¿Adónde irán a parar las nuevas causas del Juzgado 3? El lector perspicaz ya tiene la respuesta a flor de labios: al juzgado de Servini. Tal la forma elegante que encontró la Cámara de castigar a la contrariada magistrada, una estocada que pone la pelea en un punto que –muchos se animan a afirmar- no tiene retorno. “Esto recién empieza, Servini va a seguir insistiendo en el Consejo y la Cámara no va a tener contemplaciones en el sumario administrativo”, le adelantó a este diario un representante del ministerio público con buena llegada a ambos contendientes. Habrá mas informaciones para este boletín.