Anzorreguy comenzó a declarar pasadas las cuatro de la tarde y en un solo bloque que duró dos horas concordó con sus subordinados en torno a la versión sobre el pago de 400.000 dólares al preso clave Carlos Telleldín, antes que éste involucrara a los policías bonaerenses en la trama de la Trafic que se usó como coche bomba en el atentado terrorista.
Según Anzorreguy, el juez Galeano le pidió el dinero para “garantizar la seguridad” de la familia de Telleldín y le aseguró que la causa estaba “trabada” porque El Enano no brindaba su versión de la entrega de la camioneta en el expediente judicial.
“La investigación por el crimen más horrendo está parada y necesitamos la colaboración de la SIDE” aseguró Anzorreguy que le dijo Galeano. Sin más, según contó el ex Señor 5, dispuso que de los fondos del organismo de inteligencia se pagara el dinero para Telleldín.
“Me trajeron el dinero en un maletín y yo se lo di a (Patricio) Pfinnen”, remarcó Anzorreguy, coincidiendo con los dichos del ex jefe de la “Sala Patria”, quien la semana pasada contó la misma versión.
De traje oscuro, algo más obeso que en sus tiempos de funcionario y por momentos visiblemente nervioso, Anzorreguy aseguró que no consultó la decisión de pagar con nadie, y que no le comunicó al entonces presidente Menem sobre la operación.
Allí, su testimonio comenzó a hacer agua y apeló hasta la exasperación a los “no sé”, “no recuerdo”, “posiblemente” o “seguramente”, que hicieron que su declaración perdiera fuerza.
Incluso, esa actitud entre vaga y displicente se acentuó durante un duro interrogatorio del presidente del Tribunal Oral 3, Gerardo Larrambebere, quien quiso saber si tras entregar el dinero se protegió a la familia de Telleldín, tal como lo requería el preso clave, y siempre según los dichos del propio Señor 5.
“No sé qué pasó con eso”, contestó con aire despreocupado Anzorreguy. “Cómo, a usted le piden esa suma de dinero y después no averigua?” lo increpó el juez. “No”, contestó Anzorreguy, y a modo de explicación sólo atinó: “hubo que poner mucho dinero para este caso en todo el mundo”.
El contrapunto siguió luego con el abogado de Memoria Activa, Pablo Jacoby que tampoco obtuvo detalles:
- “¿Menem seguía la investigación?”, preguntó el querellante.
- “Si, siempre me preguntaba y yo le contaba lo importante”, remarcó Anzorreguy.
- “¿Y no le pareció importante el pago?” replicó Jacoby.
- “Me pareció una cosa normal”, ensayó Anzorreguy para cerrar el pleito.
Lo cierto es que las marcadas reticencias de Anzorreguy configuraban al cierre de esta edición un final difícil para la declaración, ya que algunos abogados analizaban denunciarlo por falso testimonio.