En este juego de presiones, ni siquiera las buenas artes de Julio Nazareno obligado por la dualidad funcional de ser presidente de los dos sectores en pugna lo que lo coloca en una
difícil posición, puede tener una lectura diferente. Nazareno -lamentable mal asesorado en cuestiones de comunicación y de relacionamiento con la prensa por algunos falsos influyentes que tienen interés en medrar por las cercanías de su despacho- dejó el espacio reservado para su
firma en blanco pero se sostiene que inicialó el borrador del Acuerdo donde se aprobó la embestida. Pero el presidente de la Corte se ganó, con modo provinciano, un estilo
de conducción reconocido por propios y extraños y hoy, junto a Enrique Petracchi, son las dos muñecas políticas más importantes de la conducción del Poder Judicial.
hugo morales / dju
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