Los jueces Roberto Hornos y Marcos Grabivker resolvieron avalar el procesamiento dictado por el juez en lo Penal Económico Bernardo Vidal Durand contra Michael Michaelshvili y Patricio Cires, acusados de “contrabando de estupefacientes” y rechazaron los planteos defensistas sobre la invalidez del procedimiento, que se realizó mediante un “correo”, Gilad Granevich, que compró para enviarla a Israel, donde fue incautada.
Los defensores argumentaron que Granevich fue un “agente provocador” del delito, pero los jueces entendieron que Michaelshvili y Cires mantenían “un plan coordinado para exportar estupefacientes” que “podría haberse llevado a cabo mediante la intervención de Granevich o de cualquier otra persona dispuesta a efectuar el viaje”, dice la resolución, que Diariojudicial.com publica íntegra.
“De las constancias del expediente surge con claridad” que el agente encubierto “no habría actuado como agente provocador del delito investigado, toda vez que no habría incitado a la venta ni a la exportación de estupefacientes con destino a Israel”, ya que fue contactado para el trabajo, concluyeron los camaristas.
Los jueces recuerdan además que la Corte Suprema de Justicia estableció en un su momento que “el empleo de un agente encubierto para la averiguación de los delitos no es por sí mismo contrario a las garantías constitucionales” aunque no puede instigarse o crear el delito ya que “la función de quienes ejecutan la ley es la prevención del crimen y la aprehensión de los criminales, pero esa función no incluye la de producir el crimen tentando a personas inocentes a cometer esas violaciones”.
Para Gravibker y Hornos, no es este el mote que le cabe a los acusados. “Michaelshvili y Cires, además de la venta de estupefacientes a Granevich, tenían pleno conocimiento de la intención de éste de exportar a Israel la sustancia estupefaciente adquirida, por lo que cumplieron un rol fundamental en el suministro de la droga, que permite considerarlos partícipes necesarios del delito imputado”.
La cocaína viajó disimulada en paquetes de yerba mate, en un vuelo de Iberia con destino a Tel Aviv, en una operación controlada por la Policía Federal. Por los estupefacientes, el agente encubierto pago 12.000 dólares, que fueron incautados luego a los dos imputados. La operación se llevó a cabo en julio en un hotel internacional de la zona de Abasto, en la Capital Federal.
Sobre el final de la resolución, la Cámara ordenó al juez Durand Sáenz la realización de una serie de “elementales” medidas pendientes, entre ellas, la declaración testimonial de Granevich.
“De haber considerado el tribunal de la instancia anterior que Granevich actuaba como agente encubierto, las particularidades de su actuación en el caso hacían absolutamente imprescindible recoger su información personal”, remarcaron los camaristas.