Según consta en el expediente el hombre, que no fue identificado trató su enfermedad en el hospital público Sagrat Cor de Barcelona desde octubre de 1991 hasta mayo de 1997.
Dado que el cuadro del paciente se complicó con el tiempo, los profesionales que lo atendían le recomendaron que consultara una clínica privada en búsqueda de un tratamiento alternativo, a raíz de que si continuaba en el hospital iba a tener que someterse a una operación que le produciría la pérdida de su voz.
Entonces el hombre comenzó un tratamiento en Clínica Universitaria de Navarra con el cual logró conservar el habla, pero tuvo que gastar 1.188.289 de pesetas.
A raíz de ese situación el paciente inició acciones con el fin de que el sistema de salud catalán le reintegrara el dinero que había gastado para lograr superar su delicado cuadro de salud. Esa dependencia se negó a los pedidos del hombre y entonces se presentó en la justicia con el fin de que se intimara el servicio de salud a que le diera las sumas que había gastado.
En ese sentido, el tribunal catalán afirmó que no estaba en duda “la conveniencia de la intervención quirúrgica a la que el paciente se sometió en el centro privado puesto que en el Hospital de Sagrat Cor la intervención hubiera supuesto la pérdida de la voz".
En tanto, el pronunciamiento manifestó que "en este caso el paciente no estaba en situación de urgencia vital inmediata ya que aunque padecía un cáncer y era necesaria una intervención quirúrgica en esos momentos no peligraba su vida".