De esta manera, Carmen María Argibay, con 64 años y 40 de profesión, se convirtió en la primera mujer en ser candidata a integrar la Corte Suprema de Justicia durante un período democrático. A esta prestigiosa mención, le antecede un cargo que se hizo efectivo: en enero de 2001 se convirtió en la primera jueza argentina que integró el Tribunal Penal Internacional de La Haya, creado después de la guerra en la ex Yugoslavia para juzgar los crímenes de guerra allí cometidos.
Fue en mayo de 2000 cuando Argibay en un reportaje concedido a DiarioJudicial.com opinaba que la falta de mujeres en la Corte era “un problema, de toda la sociedad”, algo “impensable”, porque entendía que, “salvo la doctora Margarita Argúa, que fue parte de la Corte en un gobierno militar, los gobiernos que han pasado es como si pensaran que las mujeres no tienen capacidad para llegar a la Suprema Corte”.
La trayectoria de la juez viene de larga data. Al ingresar a la Justicia en 1959, se especializó en derecho penal, luego fue secretaria de varios juzgados y en 1974 fue designada secretaria general de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, cargo que ocupó hasta 1976, cuando la última dictadura militar la detuvo y la puso a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, sin causa alguna.
Estuvo detenida durante nueve meses en la cárcel de Devoto, pero salió libre tras sufrir un preinfarto. Con el retorno de la democracia, en 1984, fue designada jueza de sentencia y en 1988, fue promovida al cargo de jueza de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional.
Desde 1993 hasta el 12 de junio de 2001 fue vocal del Tribunal Oral Criminal Número 2, dejando ese cargo al convertirse en la primer juez argentina en integrar el Tribunal Internacional Penal para los Crímenes de Guerra contra la ex-Yugoslavia. Fue una elección en la Asamblea General de la ONU donde había 54 candidatos para cubrir 27 vacantes, donde recibió 126 votos a su favor, 30 más del mínimo necesario para poder acceder al cargo.
Parte de su reconocida trayectoria en su ahora carácter de representante femenino como candidata a la Corte, fue organizar en 1993 la Asociación Argentina de Mujeres Juezas, una rama de la Asociación Internacional, asociación de la que fue presidenta desde 1999 hasta el 2000.
Además, y en virtud de sus ideas originales y su compromiso en la lucha por los derechos de las mujeres, Argibay también integró el Tribunal de Tokio, una corte de carácter simbólico convocada por ONGs de mujeres para juzgar la esclavitud sexual impuesta por militares japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.