En una feria judicial que ya se sabe definitivamente interrumpida por la causa de las coimas en el Senado de la Nación, el martes 13 de enero la querella de Memoria Activa, encabezada por el abogado Pablo Jacoby, abrirá la lista de alegatos.
Jacoby ya adelantó públicamente sus dudas sobre los elementos para involucrar a los policías bonaerenses en el atentado, y que muy probablemente no los acusará. Distinto es para este abogado, que recientemente sumó a su haber ganarle la pulseada al juez Juan José Galeano, el caso de Carlos Telleldín.
Para Jacoby, en la causa está claro que el reducidor de autos mintió sobre el armado de la camioneta Trafic que pasó por sus manos porque conocía el destino de la misma y aunque no lo confirmó, en los pasillos del juicio se cree que pedirá una condena importante.
Luego de Jacoby, se prevé que el miércoles, será el turno de los querellantes de AMIA, DAIA y Grupo de Familiares. En las últimas semanas, y en especial luego del recambio al frente de la conducción de la DAIA que puso en duda la continuidad de la abogada Marta Nercellas en la querella hubo muchas dudas sobre cómo se pararían las instituciones a la hora de los alegatos, y hasta se pensó en que alegarían divididos y con pedidos de penas distintos según cada caso.
Sin embargo, la sangre no llegó al río. Las tempestades se calmaron, Nercellas recibió el aval que reclamó del nuevo presidente de la DAIA, Gilbert Lewy, para seguir en la querella y hay acuerdo general de que este grupo pedirá la condena máxima para todos los sindicados partícipes necesarios, en un alegato donde se repartirán el trabajo.
Para esto, Nercellas trabaja contra reloj en su estudio con vista a la plaza Lavalle. Lo mismo hacen los abogados de la AMIA, Juan José Ávila, Miguel Bronfman y Carolina Fernández Blanco y el representante de la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas, Julio Federik.
La tarea es más que ardua ya que deben hilvanar la acusación sin prueba directa, en base a lo que consideran son indicios concurrentes: las supuestas mentiras y evasivas de Telleldín y la inquietante “herencia” que recibió el ex policía Juan José Ribelli figuran al tope de los temas que desarrollarán.
Además, están recopilando casos de terrorismo internacional donde también se condenó sin prueba directa. Dicen, por caso, que en el juicio que finalizó en 2002 a un ciudadano libio por la bomba que destruyó un avión de Pan Am sobre Lockberbie, Escocia, en 1988, se lo condenó con menos indicios que los que se acumularon en el caso AMIA.
A partir del 20 de enero y por tres días alegarán los fiscales Eamon Mullen y Alberto Nisman. La de ellos es una tarea aún más compleja porque deben acusar a los 22 imputados, lista que incluye a los cinco supuestos partícipes y otros 17 a quienes se les carga “delitos conexos”. Una amplia gama que va desde extorsiones, privaciones ilegales de la libertad y falsedad ideológica hasta encubrimientos que difícilmente reciban alguna pena.
Tal como adelantó el fiscal Nisman en Diariojudicial.com hace más de un mes, los fiscales van a acusar a Telleldín y también a los cuatro policías: Juan José Ribelli, Irineo Leal, Mario Bareiro y Raúl Ibarra, como partícipes necesarios del atentado.
Fuentes del Ministerio Público indicaron que mientras Mullen se dedicará a explicar por qué consideran probada la “materialidad del hecho” (cómo ocurrió la explosión), Nisman detallará las imputaciones contra cada acusado. Para los 5 supuestos partícipes, se sabe, pedirá la pena máxima posible: prisión perpetua.
Las defensas ya festejan
Aunque no bajan la guardia, los defensores (que comenzarán a alegar ya en febrero, tras los fiscales pero luego de una semana de receso) ya cantan victoria. Los defensores de los policías, por caso, coinciden en que con la comprobación del pago de 400 mil dólares a Carlos Telleldín debería llevar a la nulidad de la acusación contra los policías.
Desde el cuartel de Ribelli, además, el abogado José Manuel Ubeira se muestra confiado, incluso, en que probará que tampoco existieron las extorsiones de su cliente y los otros ex uniformados contra Telleldín. “Fue parte del entramado, del invento de una historia para atribuirles responsabilidad” dijo, el abogado la semana pasada a una radio porteña.
Esto, sin embargo, no parece tan fácil de sostener. “Las extorsiones están súper-probadas eso no se discute ni un segundo” dicen una y otra vez en la fiscalía. Será –de cualquier forma- un capítulo aparte de la etapa que se inicia el próximo martes 13. ¿Quién se acarreará la mala suerte? Falta poco para saberlo.