Tal como se preveía, la letrada Nercellas aseguró ante el Tribunal Oral Federal 3 que los cuatro imputados acondicionaron la camioneta con la bomba para que sea utilizada por los terroristas, explicando que la conexión local actuó “como el eslabón necesario” para entregar los explosivos y la Traffic “al eslabón siguiente que perpetró la masacre”.
En este sentido, avaló la hipótesis de la camioneta Renault Traffic y descartó que en el ataque en el que murieron 85 personas se hayan depositado los explosivos dentro de la mutual israelita o dentro de un volquete, ahondando por ello en los testimonios de sobrevivientes y en peritajes realizados sobre los cuerpos de los fallecidos y heridos, sobre los inmuebles alcanzados por la explosión, y en detonaciones hechas en elementos similares para comprobar cómo actuaba en cada caso la onda expansiva.
En este sentido, la representante legal de la DAIA se lamentó por acercarse “al cómo pero no al quién”, refiriéndose a las certezas sobre la forma en que se realizó el atentado y a las dudas sobre la identidad de los demás “eslabones” del ataque terrorista.
Al respecto, Nercellas advirtió que el ex agregado cultural iraní Moshen Rabbani fue el encargado de “buscar en la Policía Bonaerense” a los que podían ayudarlo porque “él estaba siendo seguido y vigilado por la SIDE” desde que ocurrió el ataque a la Embajada de Israel, en 1992.
De esta manera, la querella unificada se diferenció en su primer jornada de alegatos de la postura que asumió Memoria Activa, la otra agrupación querellante que cuestionó duramente la investigación y que pidió sólo la condena de reclusión perpetua para Telleldín, argumentando que sólo tenían certeza sobre el acusado que, según creen, se dedicó a acondicionar la Renault Traffic blanca robada que explotó en la sede de Pasteur 633 en la mañana del 18 de julio de 1994.
Para Memoria Activa la verdadera “conexión local” de la masacre fue “el gobierno menemista” que, a través de la SIDE, le pagó 400 mil dólares a Telleldín para que, dos años después, el único detenido prestara “una declaración consensuada y a medida” del juez Galeano, quien terminó desplazado de la causa por la Cámara Federal porteña por dudas sobre su imparcialidad.
Por su parte, la DAIA sólo culpó al Estado argentino de tener “un grado terrible de irresponsabilidad”, en tanto que en su primer día de alegato Nercellas recordó que en el momento de la detonación de la bomba había en la puerta de la AMIA “un patrullero que era un macetero, que no funcionaba”, mientras que “un policía estaba durmiendo dentro” del móvil, y “el otro estaba en un café de la esquina”.